domingo, 6 de marzo de 2011

CAPÍTULO I - NACIMIENTO Y COSTUMBRES DE DON QUIJOTE. SE PERTRECHA DE UNAS VIEJAS ARMAS Y, DESPUÉS DE ELEGIR POR DAMA A DULCINEA, DECIDE INICIAR SU PRIMERA SALIDA COMO CABALLERO ANDANTE


En la Mancha (la expresión en un lugar de la Mancha con la que se inicia el texto, quiere decir, En una aldea )  vivía un humilde hidalgo, con escasos medios ( La primera caracterización de don Quijote es básicamente social, el personaje se presenta como un hidalgo rural con pocos medios, sin otra ocupación que mantenerse ocioso para no pagar impuestos; estaban exentos de impuestos los nobles, los caballeros y los hidalgos).Tenía unos cincuenta años( en una sociedad, cuya esperanza de vida era los treinta años., don Quijote era un anciano)  y lo acompañaba su sobrina, un ama y un mozo de campo y plaza (mozo para todo). “Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro (Estos rasgos coinciden con el temperamento colérico y melancólico, según la medicina antigua), gran madrugador y amigo de la caza”. No se sabe si su apellido era “Quijada”, “Quesada” ( apellido) o "Quijana"
Leía obsesivamente libros de caballerías, de tal manera que “se  pasaba las noches leyendo de claro  en claro(de una vez, sin dormir, del ocaso hasta el amanecer) y los días de turbio en turbio”. Tomó tal interés en estos libros que llegó a vender algunas fanegas de tierra para comprarlos. Como algunos estaban enrevesadamente escritos, él trataba de discernir lo que querían decir. Tanto es así que perdió la razón y decidió hacerse caballero andante como los héroes de sus libros. Fue su  propósito  hacer justicia a los agraviados y con ello adquirir nombre y fama.
Lo primero que hizo fue buscar las armas. Las halló en unas viejas de sus bisabuelos que llevaban siglos olvidadas. Como no tenía celada de encaje ( casco que cubría la cabeza, la nuca y también la cara; era de encaje porque mediante una faldilla, se podía encajar en la coraza), se hizo una de cartón. Como caballo usó un hambriento rocín y le puso de nombre Rocinante. Dado que “el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma”, pensó que debería tener una dama a quien se le presentasen y se le ofrecieran como homenaje todos aquellos a quienes él venciera. La halló en Aldonza Lorenzo, una de la que estuvo enamorado hacía mucho tiempo, pero él nunca se lo manifestó. Le puso por nombre Dulcinea del Toboso, porque era natural de esta ciudad ( en la actual provincia de Toledo), próxima a la suya


Comentario

El capítulo se inicia con la célebre frase “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme”…La famosa frase se ha comentado ampliamente por la crítica cervantina. En primer lugar hay que citar el libro del catedrático de la Universidad de Madrid, José Manuel Lucía Mejías La plenitud de Cervantes. Una vida en papel (1604-1616), Madrid 2019: un libro especialmente atingente al texto cervantino, por saber elucidar con gran acuidad todo lo referido a la obra y especialmente a la iconografía.  Cita este profesor a Astrana Marín, pues en su Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes y Saavera, trató de acrisolar la creación de los personajes de la obra: Alonso Quijano, el cura Pedro Pérez (que será el nombre del cura amigo de Alonso Quijano), Dulcinea...etc.  Defendió que detrás del personaje ficticio se encuentra la persona real del pariente de su mujer Catalina; "el lugar no puede ser otro que Esquivias, del que no quiso acordarse, no tanto porque tuviera malos recuerdos de él, sino porque no quería recordarlo, debido a su propia vecindad, inventándose la genial relación entre don Quijote y Homero, unidos por la universalidad de su patria: "por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele, y tenerle por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero...siete han sido los lugares manchegos que se disputan el privilegio de haber sido patria de un personaje de ficción: Argamasilla de Alba, Miguel Esteban, Villaverde, Tirteafuera, Quintanar de la Orden, Argamasilla de Calatrava, Esquivias". 
Con anterioridad a Astrana Marín. Manuel Víctor García, en 1867, en el artículo ¿Quién fue don Quijote" decía: a) que según "la tradición esquivana, en el tiempo de Cervantes, había entre sus vecinos un don Alonso de Quijana, hidalgo, lector de libros de caballerías y pobre hombre bonachón; b) que fue pariente y protector de doña Catalina y que se oponía al matrimonio de ésta con Cervantes; c) que debido a esta circunstancia, Cervantes se propuso humillar al don Alonso". op. cit. Lucía Mejía. La plenitud de Cervantes
 Otra gran parte de la crítica, coincide en señalar que “el no quiero acordarme” corresponde a una fórmula en la que se conjugan varios hechos: a) Desde la Edad Media era frecuente encabezar los cuentos populares con fórmulas como “en una tierra de que non me acuerdo el nombre, había un rey”; en este sentido, Cervantes se acoge a un topoi;  b) El Quijote es una parodia de los libros de caballerías; en estos la figura del héroe es precisa y se define su origen y ascendencia; si Cervantes quiere desmitificar estos libros y burlarse de ellos,  parece lógico que cuanto más impreciso y elusivo sea, más se menosprecia ; c) Cervantes se muestra creador desde el inicio: no quiere someterse a lo que la historia pueda contar de don Quijote. Desde el principio quiere moldearnos la figura del personaje en los aspectos que le interesen. Por esta razón no le importa desconocer si se llamaba “Quijada”, “Quesada”, “Quijana”.  Esta interpretación  es la que defiende Leo Spitzer en Perspectivismo lingüístico en el Quijote: sostiene allí la tesis de que el mundo nos ofrece varias interpretaciones, “igual que los nombres son susceptibles de varias etimologías”. La variedad de nombres para referirse a un personaje o polionomasia, es un rasgo del estilo de Cervantes.  Los individuos pueden ser engañados por las perspectivas bajo las que el mundo aparece. El gran mérito de Cervantes es que en la España de la Contrarreforma, cuando predominan los modos autoritarios, proclame la independencia del artista para que el lector aprecie el realismo y el idealismo que la realidad presenta.  
Nos aparece don Quijote soñándose héroe. Ello era debido a que “tanto se enfrascó en la lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro de manera que vino a perder el juicio”.  Sus libros de caballerías lo habían llevado a este estado. Se nos presenta el caballero con una vestimenta heroica esperpéntica y un alma fantasiosa y acrisolada. Su deseo de adquirir nombre y fama lo lleva a la alienación. Esta es otra de las originalidades de Cervantes: Don Quijote, ávido lector de libros, se convierte en héroe de ficción: su naturaleza surge de la propia literatura caballeresca que lee. Vive la literatura de tal manera que sale de su entorno real, para vivir en el de la imaginación que llevaban los libros de caballerías. Esta idealización de un mundo ya pasado, la quiere llevar a la realidad del mundo presente: el XVII. Esto no es posible, pues el pasado, pasado está y “el presente necesita otra forma imaginaria”. (Casalduero). Del enfrentamiento del pasado con el presente surge la personalidad de don Quijote: un loco que arrastra “un conflicto patético, tragicómico” Esto es lo que nos dice el catedrático de la universidad de Nueva York y cervantista Joaquín Casalduero en Sentido y forma del Quijote)
 En la descripción que nos hace el autor de la búsqueda de sus armas de caballero y el estado de su caballo domina ya un clima de chanza, de antojos ridículos, de algo que está evocando los chafarrinones de dibujos infantiles. Tal descripción es lógica si pensamos en la intención que ya Cervantes apuntó: burlarse de lo libros de caballerías; lo que merece desatacarse es el tono con que lo hace. Tal ridiculez, comenta el catedrático y cervantista de la Universidad Estatal de La Florida,  Daniel Eisenberg, en el libro citado en la introducción,  procede del concepto que de la risa hay en La philosophía antigua poética, de López Pinciano. Este nos dice que la risa se encuentra en las obras y en las palabras”, en las cuales se encuentra alguna fealdad y torpeza; lo ridículo está en lo feo. Es probable que Cervantes leyera este libro, de ahí que subraye tanto el comportamiento ridículo de don Quijote como la gracia de los dichos de Sancho. Sin embargo, tanto dislate como vemos en sus deseos de fama, se acompañan de un acendrado sentimiento amoroso que pivota sobre una aserción tan verdadera como contundente: la necesidad del amor. Este axioma, como dice el catedrático de la Universidad de Granada y Madrid,  Américo Castro, “es la máxima esencia vital para Cervantes”; pero el amor conlleva libertad para elegir. Sobre esta ecuación, se asienta un dogma que se ha de cumplir para la plenitud de la persona. Como veremos, don Quijote sentía por Dulcinea un amor desrealizado: en esto también se asienta el pensamiento ridículo del personaje, pues en la mente de Cervantes pudo que surgiera, -como apunta el catedrático de la Universidad de Madrid,  Rafael Lapesa en Aldonza-Dulce-Dulcinea- , en una novela pastoril del siglo XVI, en la que los pastores Deyfebo y Dulcineo se quejan de sus infieles zagalas Dulcina y Estrella, por lo tanto, es posible que en la mente de Cervantes debió conservar un matiz estimativo resultante de ese origen” (Rafael Lapesa: De Edad Media a nuestros días) . 
Vicente de los Ríos, académico y autor de una biografía de Cervantes y un Análisis del Quijote para la edición de la Academia, en 1780, con buena perspicacia explica el carácter de nuestro personaje: "Don Quijote es un hidalgo discreto, racional e instruido, y que obra y habla como tal, menos cuando se trata de la caballería andante"

Retomando el tema de las armas, hemos de apuntar, siguiendo al cervantista y académico de la Lengua Española en el XVIII,  Vicente de los Ríos, que Cervantes nos presenta a un don Quijote que en su caletre tenía la obsesión compulsiva  de que “las armas tenían una gran falta, y era que no tenían celada de encaje”.   Por esta razón, una vez que luchó con el vizcaíno y quedó herido y desalmado, “juró no sosegar hasta adquirir a fuerza de armas el yelmo de Mambrino (casco que protegía la cabeza y la cara y que hacía invulnerable a su portador) como veremos más adelante. (Vicente de los Ríos)

Sobre el personaje de Dulcinea nos dice el anterior autor que “Cervantes introdujo un carácter perfecto en la imaginada Dulcinea, pues como afirma el mismo D. Quijote más adelante, Dulcinea es hermosa sin tacha, grave sin soberbia, amorosa con honestidad, cortés por bien criada, y finalmente alta por linaje…su carácter existe sólo en la imaginación del héroe.”
Al final de todo este asunto de ficción y realidad en el Quijote, se pregunta Lucía Mejía: "¿Es el Quijote un trasunto de la biografía cervantina?... El Quijote es una ficción que habla de ficciones y de realidades, del peligro de romper los límites entre la ficción y la realidad, entre las  imposiciones sociales y los sueños personales"; dice Lucía Mejías encontrarse cerca de los postulados del catedrático de la Ohio State University,  Bruce W. Wardropper: "el Quijote es un compendio de todos los géneros literarios anteriores, y supone la continua eliminación de fronteras imprecisas, al mismo tiempo que desdibuja los límites entre la historia y la ficción. Esta es la principal intuición sobre la que Cervantes construye su novela"
Los catedráticos  Francisco Rico Joaquín Forradellas escriben el comentario a este capítulo para la edición del Instituto Cervantes, situando a don Quijote en su tiempo; En la España de la época, la jerarquía nobiliaria iba desde los grandes de España con sus títulos, a los caballeros y los simples hidalgos, todos ellos exentos de impuestos. Está confirmada la hidalguía de don Quijote por el respeto y estima que le tienen sus paisanos como se demuestra 1, 5 y 73. Tiene posesiones por lo que sabemos en 1, 21 y heredades, cada vez más pequeñas por las ventas que hizo, según 1, I, 37 y pocas propiedades: conserva cuatro cepas y dos yeguada, según 2., 10; todo esto le permite vivir sin lujos y sin estrecheces. 
En la época de Felipe II (1556´1598), los nobles se han pasado a la administración, se han enrolado en el ejército o se han marchado a  las Indias o están en la Universidad.;  unos y otros soñaban con épocas pasadas; los que vivían en los pueblos, se dedicaban a la caza, que era la imagen de la guerra, como vemos en 2., 34, o se entretenían en leer libros de caballerías, 2, 49.
 En una región como la Mancha y en la soledad de "su lugar , es lógico pensar, que "personajes como don Quijote idealizara la caballería hasta el desatino, conformando la realidad a valores nobles como la justicia, el heroísmo, el amor y la belleza...". Don Quijote pasa de las lecturas de los libros a vivirlas; tanto  quería vivirlas que se proponía participar en los torneos que se celebraban en Zaragoza (1, 52 y II,4); si don Quijote, en su imaginación, pasa "de hidalgo a caballero, gana  el don y con ello recupera el pasado, de esta manera lo proyecta al  presente y lo propone como futuro"
El catedrático y académico Jean Canavaggio, en Cervantes, comentado estos aspectos del personaje, nos dice que don Quijote no puede desligarse de la época que vive, " no puede romper con los vínculos de la época en que vive, está ligado a su tiempo, quiere deshacer entuertos y socorrer viudas y necesitados, pero su error es hacerlo con las armas del pasado" 


8 comentarios:

  1. don quijote vivía con su sobrina, ama y su mozo* D:

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  2. Su escudero, Sancho Panza, aparece en la novela cuando Don Quijote inicia la segunda salida. Lee el capítulo siete, donde se explica. En un principio, él vive solamente con su ama y su sobrina.

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  3. Gracias guys I love you so much

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  4. hola! necesitaia una reseña de las costubres del hidalgo! gracias

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  5. Cervantes nos dice en este capítulo que era "gran madrugador y amigo de la caza". El profesor José Mª Jover, cuando escribe el prólogo al tomo XXVI de la Historia de España de Menéndez Pidal, ya calificó la obra como "el símbolo de una época". Te invito a que leas el artículo de Victoria Hermosilla Romero: "Las costumbres populares en la España del Quijote", en "Témpora. Magazine de Historia. De una manera mucho más profunda el trabajo de Agustín Redondo "Otra manera de leer el Quijote". Especialmente los apartados 1.2.2 "El Marco del Quijote: Espacio y economía" y 1-2.3. "Los hombres: Los grupos sociales"

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  6. Felicidades por el blog. Un placer leer cada capitulo y luego ampliar con sus comentarios. Un saludo!

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