martes, 10 de mayo de 2011

CAPÍTULO XXXIV. PROSIGUE LA NOVELA DEL "CURIOSO IMPERTINENTE"

Camila, en términos duros le escribe una carta a su marido, poniéndole el ejemplo militar de que así como el general tiene que estar con su ejército, el marido debe estar en su casa. En caso contrario se iría con sus padres.

Anselmo leyó la carta y comprendió que Lotario había emprendido la conquista de Camila. Le prohibió a ésta que se marchase. Camila se arrepintió de haberle escrito lo anterior a su marido, pues no quería incitar pendencia alguna entre ellos. Lotario de inmediato emprendió el asedio y  así, “acometió a su presunción con las alabanzas de su hermosura, porque no hay cosa que más presto rinda y allane las encastilladas torres de la vanidad de las hermosas que la misma vanidad, puestas en la lengua de la adulación.”

“Camila se rindió. Esto es un ejemplo claro que nos muestra que sólo se vence la pasión amorosa con huirla y que nadie se ha de enfrentar con tan poderoso enemigo, porque es menester fuerzas divinas para vencer las suyas humanas”. Sólo conoció la entrega de Camila su querida criada Leonela.

Fue Anselmo a ver a su amigo Lotario a su casa. Cuando le preguntó por el asunto que llevaban, le respondió que podía estar orgulloso de la mujer que tenía, pues ni las dádivas, ni las promesas, ni las lisonjas habían podido contra su fuerte honestidad.

Quedó Anselmo satisfecho de las respuestas de Lotario; no obstante, le rogó que siguiera insistiendo en sus ataques amorosos. Para darle a entender a Camila que Lotario estaba enamorado de una tal Clori, le pidió que escribiera unos sonetos reflejando sus sentimientos. Cierto día que fue a comer a casa de Anselmo, leyó Lotario dos sonetos en los que expresaba sus cuitas. En el primero se lamentaba del menosprecio de la dama; en el segundo expresaba su deseo de morir al no verse correspondido. Camila era sabedora por Lotario del fingimiento de los poemas. Anselmo se enorgullecía de la honestidad de su esposa: “todos los escalones que Camila bajaba hacia el centro de su menosprecio, los subía, en la opinión de su marido, hacia la cumbre de su virtud y de su buena fama”.

Se confesó Camila a Leonela que sentiría que Lotario la hubiese creído una mujer frágil y de fácil entrega, pero Leonela le respondió que no se preocupara, “que el que da primero, da dos veces” (Volvería a intentarlo). Camila le contestó con otro refrán: “Lo que cuesta poco se estima en menos “ (Lo que no requiere esfuerzo, no se valora). Trató Leonela de tranquilizar a Camila con una serie de razonamientos sobre las propiedades del amor: “el amor unas veces vuela y otras anda…en un mismo punto comienza la carrera de sus deseos y en aquel mismo punto la acaba y concluye “. Le dijo que hizo bien en aprovechar la ausencia de Anselmo, “porque el amor no tiene otro mejor ministro para ejecutar lo que desea que es la ocasión”. Le asegura que si sólo tiene en cuenta “las cuatro eses que dicen que han de tener los enamorados “ (sabio, solo, solícito y secreto), nada debe temer.

Le pidió Camila a Leonela que no le dijese a nadie sus relaciones con Lotario. Esta le confesó que también se veía en su casa con un novio que tenía. Cierto día, cuando al romper el alba  iba Lotario a entrar en casa de Camila observó que un hombre embozado salía de ella. Creyó, ciego de celos, que Camila le había sido infiel. Buscó a Anselmo y le dijo que fácilmente podría comprobar por sí mismo la infidelidad de su esposa. Lo invitaba a que se cerciorara de ello, observando el encuentro amoroso que esa noche había concertado con ella.

Anselmo quedó sorprendido de lo que le dijo Lotario. Ese día, cuando Lotario fue a casa de Camila, ésta, preocupada, le confesó lo que sabía de Leonela, las visitas nocturnas del novio y su huida por la mañana. De inmediato se dio cuenta Lotario de que lo que había imaginado era falso. Arrepentido, le confesó a Camila lo que le había dicho a Anselmo y cómo este se ocultaría en la recámara, pero “como naturalmente tiene la mujer ingenio presto para el bien y para el mal, más que el varón”, indignada le dijo que no se preocupara, pues había ideado un plan para salir de aquella situación.

 Camila, sabedora de que Anselmo estaba oculto observándola, le comunicó a Leonela sus propósitos de matar a Lotario. Le dijo que fuera a por él y lo trajese a su casa. Previamente, Leonela, sabiendo que Anselmo la oía,  había alabado las virtudes y honestidad de su ama. Cuando Lotario llegó, Camila le afeó su indecencia y deshonestidad y acto seguido sacó la daga y se lanzó contra Lotario, afirmando que estaba dispuesta a matarlo. Mientras, Anselmo observaba orgulloso a su mujer. Se lanzó contra Lotario, este le sujetó la mano, pues de otra forma, creyó que le clavaría la daga. Cuando retiró la mano, ella, a propósito, se hirió ligeramente en el pecho y se desmayó.

Limpió Leonela la sangre; Lotario se dio cuenta de que apenas tenía herida, pero especialmente percibió la facilidad tan grande que tenían Camila y Leonela para fingir y engañar.  Fingidamente, se maldijo Lotario por lo que había ocasionado, pero especialmente, condenó a Anselmo por haberlo originado. De inmediato se marchó a su casa. Fue Anselmo a casa de Lotario y hablaron del asunto. Le dio gracias por lo que había hecho, pues gracias a él “se veía levantado a la más alta felicidad” porque había comprobado la honestidad inquebrantable de su esposa.



Comentario

1, El catedrático de Literaturas románicas, especialista en Cervantes y en El Quijote,  en la Universidad alemana del Sarre, Hans-Jörg Neuschäfer hace el comentario del Curioso Impertinente, destacando los siguientes aspectos:; a) esta novela intercalada difiere de las de Marcela, Dorotea y Cardenio, en que así como estas tienen relación con don Quijote, ésta es totalmente independiente hasta el extremo de que la acción ocurre en Italia; 
b) El tema central de la novela: la búsqueda de la virtud en la mujer, tenía, con un tono jocoso, el precedente en la Literatura de Boccacio, expresado a través del triángulo marido/esposa/amante.  Cervantes se aparta del tono festivo italiano y se mete en el tono serio de sus novelas ejemplares. Anselmo, el Curioso Impertinente, quiere saber si su mujer, Camila, tiene el ideal de virtud que él quiere que tenga: el decoro y la honestidad, y la pone a prueba con su amigo Lotario. Camila se resiste, en un principio, a los requiebros de Lotario  que a petición de Anselmo, le hace su amigo Lotario.  
c) El experimento de Anselmo termina en un fracaso total. Este tipo de novelas eran muy del gusto de la época. La pregunta que el lector tiene que hacerse: ¿es fácil quebrar la virtud de la mujer?,  ¿es en realidad el sexo débil?. La novela presenta un caso de la moralidad del espíritu de la época, especialmente en el teatro del Siglo de Oro: el tema del honor en torno a la "ideología del segundo sexo a la española".  Aunque en la novela "hay alusiones a la inferioridad moral de la mujer", conforme a la ortodoxia o doctrina de la época, Cervantes "reivindica una moral más liberal". Varias veces se repite en la novela que "lo que hace Anselmo es una locura", "porque la perfección moral que busca no está en la naturaleza humana; él exige a Camila algo imposible, por lo tanto es justo que lo que es posible se cumpla. Cervantes, nos dice el profesor Neuschäfer "aboga por una moral que cuenta con las posibilidades reales de la naturaleza humana en vez de las exigencias de un idealismo abstracto"


2, El profesor de Literatura Española Antony van Beysterveldt, especialista en Medieval y en el Siglo de Oro,  en el tema del Curioso impertinente y su relación con el Quijote, lee la novela  desde el punto de vista de la manipulación. En efecto, cada uno de los personajes va organizando las relaciones de acuerdo con su propio criterio y en función de los beneficios que ellos creen obtener. Anselmo quiere someter a su esposa Camila a un experimento para probar su fidelidad. Mueve a su amigo Lotario  para que participe como una herramienta en su propósito de ver cómo reacciona Camila. Posteriormente Anselmo pasará de ser protagonista activo a pasivo sin darse cuenta de las transformaciones. Leonela colaborará porque así le interesa a ella. Todos van manipulando para conseguir sus intereses. A este respecto dice Beysterveldt: “Al fijar la mirada en los aspectos más externos de la acción del Curioso…vemos cómo se perfila en el comportamiento de todos los personajes una tendencia nítida hacia la manipulación…A lo largo de toda la narración notamos, en efecto, cómo los personajes no sólo se manipulan unos a otros, sino que también procuran moldear las circunstancias y el medio ambiente en unas formas adecuadas a estas manipulaciones.  constancia de su Anselmo pero pérfida, siguen disfrutando, en este enredo de engaños, cada uno del des

Las anteriores manipulaciones de los personajes mantienen una vez más el concepto de verdad cervantina defendida por A. Parker. La gente miente porque le interesa. Anselmo vive obsesionado con la duda sobre la fidelidad y pone a prueba a su mujer, que no le ha dado motivo alguno para sospechar nada de ella, porque le atrae este agujero negro de la obsesión; de la misma forma intervienen los demás personajes. Lotario, en un principio, se ajusta a la verdad objetiva: hay una verdad moral y no se puede tergiversar; posteriormente se enamora, lo mismo que Camila, y deciden seguir el juego porque así les conviene a ellos. Leonela miente cuando alaba las virtudes de su señora por  los beneficios que consigue y el afecto que le tiene.

Al final, en un juego de tres: Lotario, Camila y Leonela traman una serie de añagazas para implantar en la mente de Anselmo las virtudes de su esposa.

b) Vargas Llosa, en el artículo: “Una novela para el siglo XXI”, analiza El Quijote a partir de ficción como tema narrativo.  Dice el premio nobel que “El gran tema de Don Quijote de la Mancha es la ficción, su razón de ser, y la manera como ella, al infiltrarse en la vida, la va modelando, transformando”.  En efecto, esta novela se lee en la venta de Juan Palomeque, una noche, por el Cura, con el Barbero, Sancho, el Ventero, su mujer, su hija y Maritornes. Recordemos que a casi todos los asistentes a la velada les gustaban las ficciones, especialmente las caballerescas. De esta forma se distraían y hacían más soportable las tareas cotidianas. Pero la ficción entra también en la novela: Anselmo le pide a Lotario que escriba unos poemas a Clori que sirven de bitácora orientativa a Camila y de engaño a Anselmo.







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