Después de cenar, don Quijote se hincó de rodillas ante el ventero y le pidió que, como señor del castillo, al día siguiente lo armara caballero, antes quería velar las armas en la capilla del castillo( la noche antes de ser armado caballero, el aspirante tenía que velar las armas colocadas sobre el altar, según los libros de caballerías) pues estaba ansioso por salir en busca de aventuras en pro de los que las necesitaran. El ventero, al verlo con esa actitud, le dijo que sí. Le contó que él, en sus años mozos también había ejercido de caballero. Recordó los lugares de España en los que había estado, todos coincidían en que eran sitios de mala fama. Además había visitado varias veces los juzgados.
Al no tener el castillo capilla, le dijo que podía velar las armas toda la noche en un corral que al lado de la venta había . Le preguntó que si traía dinero; don Quijote le contestó que no y el ventero le aseguró que un caballero andante debería llevar dinero y otras cosas, como ropa y ungüentos para curarse en caso de necesidad.
Don Quijote se dispuso a velar sus armas. Las colocó sobre un abrevadero que había en el corral para beber agua las bestias. Embrazó la adarga y cogió la lanza; comenzó a pasearse por el patio, a la luz de la luna, con aire marcial. Todos en la venta contemplaban atónitos el espectáculo.
Un arriero se acercó a darles agua a sus bestias y como lo impedían las armas, las cogió y las tiró con malas formas. Don Quijote le embistió y el arriero quedó mal herido. Vino otro y le sucedió lo mismo. Cuando los demás arrieros vieron lo que estaba ocurriendo, empezaron a lanzarle piedras a don Quijote. Para nada les valió la advertencia del ventero, diciéndoles que estaba loco.
El ventero, al ver lo ocurrido quiso acelerar el proceso de armarlo caballero; le aseguró que ya había velado las armas suficiente tiempo y que lo fundamental para ser armado caballero era la pescozada y el espaldarazo ( es decir, el golpe con la mano abierta en la nuca, pescozada y el toque con la espada en cada hombro, espaldarazo). Trajo un libro que tenía para asentar las cuentas de la venta y, leyendo como si fuera la Biblia, le mandó que se pusiera de rodillas. Le dio un pescozón y un golpe en la espalda con la espada. Les dijo a las rameras que lo auxiliasen. Una le ciño la espada, otra le calzó la espuela. Les preguntó don Quijote por sus nombres. Una le manifestó que se llamaba la Tolosa, la otra la Molinera. Don Quijote les rogó que se pusiesen don, llamándose doña Tolosa y doña Molinera.
Don Quijote se despidió del ventero; éste, porque se marchara pronto, ni siquiera le exigió dinero por los gastos que había hecho.
Comentario
Don
Quijote, acuciado por su deseo de deshacer entuertos y buscarle equidad a los
necesitados, quiere que lo armen caballero. Se encuentra con un ventero,
socarrón y viejo truhan, prototipo del pícaro que, al darse cuenta de la
enajenación del personaje, le sigue la cantaleta de la caballería: toda una
farsa parodia del mundo caballeresco medieval, alejado completamente de la
época de la Contrarreforma que está viviendo Cervantes. Es como si el autor nos
dijera que lo pasado, pasado estaba y no tenía sentido volverlo a resucitar.
Lo promueve a caballero, de una forma
grotesca, pero él, fiel a sus principios, no se preocupa por la hora y así, de
noche, inicia el proceso, que comienza con el velar las armas, pórtico del
título que anhela el héroe. Esta escena, como observa el profesor Joaquín Casalduero en Sentido y forma del Quijote, supone la
primera aventura que vive el protagonista. Así lo manifiesta cuando se dirige a
Dulcinea: “Acorredme, señora mía, en esta primera afrenta que a este vuestro
avasallado pecho se le ofrece; no me desfallezca en este primero trance vuestro
favor y amparo”. Cuando entró el segundo
arriero, volvió a decir: “Ahora es tiempo que vuelvas los ojos de tu grandeza a
este tu cautivo caballero, que tamaña aventura está atendiendo. Las anteriores
palabras son un remedo grotesco del vasallaje que conllevaba el amor cortés.
Como observa el profesor Avalle Arce en Don Quijote
como forma de vida, “Era obligación del vasallo servir al señor, y era
obligación del señor proteger al vasallo”.
“Trasplantado lo anterior a la situación que vive don Quijote, nos da la
siguiente ecuación: el caballero amante (don Quijote) es el vasallo que sirve a
la mujer amada (Dulcinea), quien, por consiguiente, es la señora, guía y
protección del amante.”
El
ventero, que sigue el canon de la caballería, musita unas palabras leyendo el
libro de su hacienda, golpea a don Quijote con su espada, consiguiendo que este
se conjure con los demás caballeros andantes.
Una
vez más vemos cómo la verdad está velada por el ventero y las prostitutas. No
quieren descubrirle al personaje el estado en que se encuentra. Les interesa
seguirle la corriente porque así se ríen de él y al mismo tiempo se evitan un
posible enfrentamiento. Al ser investido de caballero, don Quijote le ha dado
soporte a la propia Literatura, convirtiéndose oficialmente en un personaje de
las novelas de caballerías. Estas novelas don Quijote las va a parodiar,
dándoles vida él mismo, pero una vida grotesca: todo ello forma un auténtico
esperpento en el que Cervantes ridiculiza y degrada los viejos valores medievales
de elevar al caballero a la altura del ideal cristiano.
El maestro de medievalistas y catedrático de Literatura Románicas, autor de Aproximación al Quijote, Martín de Riquer, cuando comenta esta situación ridícula de las rameras dice: "Las Partidas de Alfonso el Sabio establecían que quien hubiese sido armado "por escarnio", es decir por burla, o por no tener las condiciones adecuadas quedaba ya inhabilitado para recibir la legítima orden de caballería. Según ello, don Quijote nunca "hubiera podido ser caballero", de modo que "toda la novela se basa en un error, producto de la locura del protagonista". Francisco Rico, op. cit. pág. 47.
También hay que destacar por su importancia para la crítica literaria en general y para el Quijote en particular, al profesor, crítico literario y filósofo ruso, Mijaíl Bajtín, por su obra La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de Rabelais, donde introduce la idea de la novela como expresión de la cultura popular carnavalesca. Es propio de esta literatura la burla y el escarnio. Apoyándose en esta teoría de Bajtín, el especialista en en el Quijote y catedrático de la universidad de la Sorbona, Agustín Redondo, publicó " Tradición carnavalesca y creación literaria: Otra manera de leer el Quijote". Según este autor, en la tradición carnavalesca aparece el contraste entre gordos y flacos, que corresponde a la oposición Carnaval - Cuaresma . Don Quijote sería opuesto a Sancho como personaje cuaresmal. También las burlas y escarnios son propios del carnaval. Según el profesor Redondo el escarnio más simbólico que le hacen a don Quijote es nombrarlo caballero en la venta, ya que esto afectaba a las leyes de caballería. Don Quijote, después de la escena burlesca en la que es armado caballero, le dice al socarrón ventero : "No me levantaré jamás de donde estoy, valeroso caballero hasta que vuestra merced me otorgue un don que pedirle quiero, el cual redundará en alabanza y en pro del género humano". Recogido todo ello por Muñoz Machado en Cervantes, págs. 363-370.
La profesora de Filología de la Universidad de Zaragoza, Mari Carmen Martín Pina, comenta este capítulo destacando en primer lugar el significado religioso que tenía la ceremonia de ser armado caballero para entrar en la orden de caballería en la Edad Media; se llevaba a cabo en personas que pasaban de la juventud a la madurez, vemos ya una primera burla por la edad de don Quijote : "un hidalgo cincuentón.
Destaca a continuación la profesora que don Quijote coge como padrino al "socarrón ventero andaluz", que tiene una abigarrada biografía picaresca por la geografía de los lugares de peor fama de España; esto funciona como "contrafactum" del sentido religioso que tenía la ceremonia de ser armado caballero.
Por último la parodia de la investidura de caballero de don Quijote, se convierte en "una típica escena de farsa o de entremés, repleta de palos y pedradas. La burla se vuelve contra el ventero, que tiene que abreviar el dichoso ritual para no salir económicamente perjudicado.
gracias amigo muy bueno el resumen
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ResponderEliminarCervantes, como dice en el prólogo se burla de los libros de caballerías. Alfonso X, en la Partida Segunda, que trata del poder temporal de lo reyes y de las relaciones entre el Rey y sus súbditos, encontramos el acto de proclamación de caballero. Este debería ser una persona de fuerte fortaleza física y moral. Debería ser proclamado caballero por el rey y en su nombre otro caballero honrado y de buenas armas previo el siguiente ritual. La noche anterior a la proclamación debería pasarla en vigilia. A la mañana siguiente, después de descansar brevemente en una cama, se asearía y con ropas y armas muy limpias se pondría a orar de rodillas, pidiendo perdón por sus pecados y solicitando la asistencia divina en la tarea que se le encomendaba. Pasaría a oír misa y posteriormente juraría ante la Biblia no dudar jamás de su fe cristiana, defender a su rey y a su tierra. Hecho esto recibiría "la pescozada". Consistía en un golpe que el daría el padrino con la propia espada del caballero en la espalda. Terminaba la ceremonia con un beso en la boca que se daban padrino y caballero como símbolo de fe y de paz.
EliminarTe sugiero que veas la película El reino de los cielos, de Ridley
Scott.
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ResponderEliminar¿Por qué quiere hacer eso el ventero?
ResponderEliminarGran parte de la crítica ve el Quijote como una obra cómica, autores como Anthony Close, o Daniel Eisenberg, en La interpretación del Quijote, marcan muy bien este aspecto. Otros autores como Américo Castro, en El pensamiento de Cervantes y especialmente su discípulo, el profesor de la Universidad de Nueva York Albert A Sicroff, defiende la tesis de que Cervantes va mucho más allá de reflejar la situación risible que encierran muchas escenas. Según Sicroff, en el tiempo del Cervantes muchas críticas estaban prohibidas; por lo tanto tiene que hacerlo con "notas cómicas"; ¿cómo hubiera podido Cervantes tocar con ideas nada conformistas cuestiones sobre la creencia, la múltiple percepción de la realidad...la dudosa existencia del ser trascendente... y quizá la sugerencia de que la vida humana será una creación del individuo, inspirado en sus lecturas que se acaba cuando el ilusionad queda desengañado y se muere...sin sugerir que según su comportamiento se verá salvado o perdido en la vida de ultratumba?.
ResponderEliminarEn este sentido, en la escena se produce el diálogo entre don Quijote y el socarrón ventero. Para armarlo caballero, el ventero lee en un libro de cuentas, donde anotaba la paja y la cebada que daba a los arrieros...lo hace como que decía una devota oración, en mitad de la leyenda alzó la mano y diole sobre el cuello un buen golpe...siempre murmurando entre dientes como que rezaba". Si esto lo interpretas como una crítica a la religiosidad que muchas personas tenían, vemos que la tesis de Sicroff está cumplida. Si estás interesado por esta cuestión te invito a que leas el artículo de Albert A. Sicroff, En torno al Quijote como "obra cómica"
¿que pretende conseguir el ventero con la vela de las armas de Don Quijote? ¿Por qué decide abreviar el asunto?
ResponderEliminarEva. el ventero quiere burlarse de don Quijote. Se da cuenta de que está loco y le sigue la corriente. Lee varias veces el comentario de este capítulo y las respuestas y lo entenderás.
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