Dice el narrador que en este capítulo Cide Hamete manifiesta que está contento porque don Quijote y Sancho inician una nueva salida en dirección al Toboso. Le pide al lector que se olvide de las pasadas aventuras del ingenioso hidalgo don Quijote de la Macha y preste atención a las nuevas del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha,
Cuando se marchó el bachiller, relinchó Rocinante y “suspiró” ((suspirar, "soltar pedos"; tanto lo uno como lo otro se interpretaban como agüero positivo) el rucio, Sancho tuvo lo anterior por señal de buen agüero.
A medida que caminaban, la noche se echaba encima y don Quijote temía que a la mañana siguiente no estarían en el Toboso para poder recibir la bendición de Dulcinea, “porque ninguna cosa de esta vida hace más valientes a los caballeros andantes que verse favorecidos de sus damas”. Sancho, -que ya tenía el precedente de la carta que don Quijote le dijo que le llevara a Dulcinea, cuando él estaba en Sierra Morena(1,25)-, le contestó que sólo la podría ver por las bardas del corral, lo anterior molestó a don Quijote. Contestó que no serían bardas, sino corredores de algún palacio. “Todo puede ser”, replicó Sancho, pero a mí “bardas me parecieron”.
Continúa don Quijote idealizando la figura de Dulcinea, argumentando que irá a verla, pues los rayos de su belleza le darían fuerza para continuar. Sancho le replica que difícilmente saldrán rayos si está haciendo lo mismo que cuando él la vio: cribando trigo. Lo anterior le sentó mal a don Quijote, pues eso era impropio de personas importantes. Según éste, Dulcinea sería similar a las ninfas que salen del río, en alusión a la égloga III de Garcilaso; pero si no era como ellas, sería debido a que la envidia de algún encantador le ha cambiado a la persona más valiosa para él. La envidia es ¡”… raíz de infinitos males y carcoma de virtudes! Todos los vicios, Sancho, traen un no sé qué de deleite consigo, pero la envidia no trae sino disgustos, rencores y rabias”.
Al hilo de lo anterior, Sancho se manifiesta como un creyente "en todo aquello que tiene y cree la santa Iglesia Católica Romana, y el ser enemigo mortal, como lo soy de los judíos...". Previamente dice Sancho que es "algo malicioso y que tengo mis ciertos asomos de bellaco, pero que todo lo cubre y tapa la gran capa de la simpleza mía, siempre natural y nuca artificiosa" ; nada le importaba a Sancho lo que el envidioso autor dijera de él, con tal de verse impreso en los, libros.
Lo anterior le sirve a don Quijote para glosar la fama a lo largo del tiempo. Pone ejemplos de personajes que han ido tras la fama, desde la antigüedad hasta el Renacimiento, argumentándole que “ Todas estas y otras grandes y diferentes hazañas son, fueron y serán obras de la fama, que los mortales desean como premios y parte de la inmortalidad que sus famosos hechos merecen”, pero los cristianos, los católicos y los caballeros andantes no debemos aspirar a la vanidad de la fama, sino a la gloria eterna; “nuestras obras no han de salir del límite que nos tiene puesto la religión cristiana que profesamos. Hemos de matar en los gigantes a la soberbia; a la envidia, en la generosidad y buen pecho; a la ira , en el reposado continente y quietud del ánimo; a la gula y al sueño, en el poco comer que comemos y en el mucho velar que velamos; a la lujuria y lascivia, en la lealtad que guardamos a las que hemos hecho señoras de nuestros pensamientos; a la pereza, con andar por todas partes del mundo, buscando las ocasiones que nos puedan hacer y hagan, sobre cristianos, famosos caballeros. Ves aquí, Sancho, los medios por donde se alcanzan los extremos de alabanzas que consigo trae la buena fama.”
Sancho intensifica el argumento de la buena fama, diciendo que quienes la tienen son santos; continúa diciendo que: "algunas de sus reliquias están en las capillas de esos señores, en las cuales arden lámparas y están llenas de gentes devotas que de rodillas adoran sus reliquias ...y estos cuerpos y estas reliquias de los santos tienen fama...los cuerpos de los santos o sus reliquias, llevan los reyes sobre sus hombros...adornan sus oratorios y sus más preciados altares", por lo tanto a eso es a lo que debían aspirar ellos y pone como ejemplo a dos frailes que beatificaron hace unos días. Don Quijote le replicó que “no todos podemos ser frailes, y muchos son los caminos por donde lleva Dios a los suyos al cielo: religión es la caballería, caballeros santos hay en la gloria.”.
Con los anteriores diálogos pasaron la noche. Quiso don Quijote que pasaran el día entre unas encinas y al anochecer, bastante inquietos, llegaron al Toboso.
Comentarios
El profesor de Literaturas hispánicas y especialista en el Quijote de la Universidad de Wisconsin, Julio Rodríguez Luis, comenta los capítulos VIII y IX, destacando en primer lugar el exordio del autor editor, Cide Hamete, dirigido al lector, subrayando las diferencias entre las aventuras del ingenioso hidalgo de la Primera parte y el ingenioso caballero de Segunda parte. Expresa su satisfacción de verlos ya en camino y como don Quijote ha sabido "aplacar" a su ama y su sobrina para que no le estorbasen.
Piensa el profesor Rodríguez que la razón por la que Cide Hamete dice que estas aventuras serán más entretenidas que las anteriores es porque Cervantes tiene un plan más establecido sobre lo que tiene que hacer don Quijote de ahora en adelante. Este plan incluye la despedida de don Quijote de Dulcinea, a la que ve diferente a la Aldonza Lorenzo que nos describió Sancho en I, 31. Don Quijote la ve similar a las ninfas que cantaba Garcilaso en la Égloga III. Diciéndole a continuación a Sancho que algún envidioso había transformado a Dulcinea en una rústica labradora. Hace don Quijote una descripción de la envidia y. supone que en ese segundo libro que dice Sansón Carrasco, lo habrá escrito algún autor envidioso, "mezclando con una verdad mil mentiras".
Esto le va a servir a Sancho para desmentir al autor envidioso que lo ha tratado mal. Se revela Sancho como buen cristiano y tan diestro en el manejo de la retórica como su amo.
Destaca el profesor Rodríguez la lentitud del ritmo narrativo de esta segunda parte.
2. Importancia capital tiene la fama en este capítulo y en el Quijote. Se le han dedicado varios estudios a este respecto. Uno de los más lúcidos es la del catedrático de Estudios Hispánicos de la Universidad de Edimburgo y especialista en Cervantes, Edward c. Riley: La singularidad de la fama en D. Quijote. Otro estudio interesante es el del profesor de Geografía e Historia Marcelino Javier Suárez, La idea de fama en el Quijote.
Voy a ir comentando aspectos de estos estudios para centrarme después en el capítulo que comentamos.
Creo que es importante partir del ensayo del catedrático de filosofía de la Universidad de Oviedo Gustavo Bueno, La idea de fama, analizada desde el materialismo filosófico. Distingue el profesor Bueno entre:
a) Fama habitual. Es la “propia de todo sujeto que vive en grupo. Es propia de los sujetos humanos.” Todos tenemos una fama dentro del grupo al que pertenecemos: unos son torpes o otros listos, audaces o cobardes,…etc. . “Viene a ser la representación y valoración (estima positiva o negativa ) que el grupo se forma respecto de cada uno de los sujetos que lo integran;
b) “Fama de notoriedad. Sólo afecta a sujetos humanos cuya singularidad ha sido distinguida por las razones que sean”.
Una y otra tienen un espacio de resonancia. Lugar en el que la fama es conocida. El de la fama habitual puede ser la familia, compañeros, amigos, etc. El de notoriedad, es más amplio. Los sujetos de este espacio de resonancia no necesitan tener percepción directa del afamado. Sólo lo conocen de oídas.
Javier Suárez, parte del ensayo de Gustavo Bueno. Según Suárez, en El Quijote, el término “fama” aparece 387 veces. Si se asocia al de “gloria”, se eleva a 333; junto a los anteriores aparece el término “honra”, un total de 78 veces. El autor concluye que los tres términos alternan en el libro con un significado equivalente. Los tres términos quedarían englobados en el título del capítulo primero; “Que trata de la condición y ejercicio del famoso y valiente hidalgo don Quijote de la Mancha”.
A partir de lo anterior, el autor concluye su tesis de que El Quijote es un proceso en el que, partiendo de la fama habitual del hidalgo, desborda su espacio para transformarse en fama de notoriedad.
El artículo de Riley parte del concepto de héroe medieval, al cual imita don Quijote por encarnar la virtud. Esta es una parte “integral de la fama”. Pone como ejemplo la escena en la que don Quijote va enjaulado. “Cuando está enjaulado en el carro, camino a su casa, y encuentran al canónigo de Toledo en la carretera, don Quijote le explica que va encantado por envidia de los malos encantadores, que la virtud más es perseguida de los malos que amada de los buenos”.
Pone ejemplos de lo que Bueno llama fama de notoriedad. En el capítulo 2 de la Segunda Parte, cuando Sancho comunica a su amo que, según el bachiller, la historia ha salido de la imprenta, y con éxito comercial. La “caja de resonancia”, siguiendo al profesor Bueno, se ha ampliado. Don Quijote es conocido por sus aventuras entre los personajes de la novela; pero además, los lectores de la época que sea también conocemos a don Quijote. “Es un golpe maestro con consecuencias profundas. Ahora se efectúa una confrontación entre las dos especies de fama: la de tipo heroico y caballeresco que se ha imaginado don Quijote como suya, y la fama literaria que le ha ganado la publicación de su historia”.
Curiosamente ninguno de los dos comentaristas se refiere al análisis de la fama que don Quijote realiza en este capítulo. De entrada, voy a sostener la tesis de que este capítulo es erasmista y creo que prueba que Cervantes leyó el Elogio de la locura de Erasmo. La influencia de Erasmo en Cervantes la han sostenido varios autores: el que fuera catedrático de Lengua Española de la Universidad de Madrid, Américo Castro, en el libro tantas veces aludido; el antiguo catedrático de La Sorbona, Marcel Bataillon; Antonio Vilanova, catedrático de Literatura Castellana en la Universidad de Barcelona; La catedrática de Literatura Española de la Universidad de Zaragoza, Aurora Egido y, el catedrático de la Universidad de Harvard, Márquez Vilanueva.
En el Elogio de la locura, ésta, está personificada: elogia todas sus manifestaciones entre los hombres como actos de homenaje a ella; esto le permite a Erasmo satirizar un amplio campo de la conducta humana, como dice el hispanista británico R.O. Jones. La locura afirma que la mayoría de los hombres están locos: son todos aquellos que viven obsesionados con la caza, el juego, o bien con otras ocupaciones irracionales, aunque los más locos son aquellos que creen que por medio de las prácticas religiosas vacías pueden salvar su alma sin hacer ningún esfuerzo de vivir de acuerdo con la virtud.
Para explicar este tipo de fama, don Quijote le cuenta a Sancho varios casos que entran dentro de la locura erasmista: la de la prostituta que se queja de no haber sido puesta en la lista de las damas cortesanas; la del caballero romano que le dijo al Emperador, cuando estaban en la claraboya, que le había entrado ganas de arrojarse desde ella, “por dejar mi fama eterna en el mundo”. Así cita varios casos de personajes que por la fama realizan varias locuras.
Todos los personajes que don Quijote ha puesto como ejemplos de buscar la fama tienen el común denominador de ser locos, insensatos y estúpidos. Oigamos a Erasmo lo que nos dice en el Elogio de la locura: ¿habrá personas más felices que aquellos a quienes se les da ordinariamente el maravillosos apelativo de locos, insensatos y estúpidos(…) son personajes que no temen a la muerte, no conocen los devoradores remordimientos de una mala conciencia (…) En una palabra , no son presa de esa serie de preocupaciones que asaltan continuamente la vida humana”
Don Quijote le dice a Sancho que los cristianos no deben aspirar a la fama, sino a la gloria eterna: “nuestras obras no han de salir del límite…”.
De lo anterior se puede inferir que el núcleo último que Cervantes ha circunvalado en este capítulo de la buena fama es el de la vida virtuosa y ordenada. Muchos la ponen como secundaria a las grandes hazañas que les dé fama inmortal: estos son rasgos erasmistas.
Apostilla para cervantistas
Sabido es que las novelas reflejan las costumbres de su tiempo; por lo tanto, Cervantes no podía pasar desapercibido al culto a las reliquias, que son creencias ancestrales en España y en Europa. Detrás de ellas, como muy bien dice Muñoz Machado," la picaresca hizo su particular agosto". Entre los reyes, fue Felipe II quien tuvo una gran devoción por las reliquias: "más allá de la devoción personal del rey, parece probado que pretendió fortalecer la identidad nacional monárquica y espiritual de la España del XVI. No da la impresión de que Cervantes las critique, simplemente da fé de ello. Para ampliar el tema, véase Muñoz Machado, ob.cit. pág. 481-483.
Otra de las frases significativas del capítulo es la afirmación de Sancho de ser "enemigo mortal de lo judíos". Esta frase está contextualizada por su creencia en lo que dice la Iglesia Católica. El profesor Moreno Báez sostiene que esta frase es una "irónica burla" que refleja la intolerancia por la que pasaban las relaciones con los judíos. Más acertada me parece la de Muñoz Machado en op. cit. pág. 446.."la posición del pueblo sobre los judíos". En el Quijote se reflejan diversas voces y opiniones. Sancho en este caso es portavoz del pueblo llano. Además de que Los Reyes Católicos habían puesto una solución radical, expulsando a los judíos, hacía más de un siglo.
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ResponderEliminarPodrian agregar las caracteristicas manieristas?
ResponderEliminarPor razones de trabajo no he podido contestarte antes. El estudio básico para la pregunta que tú haces es el de Ruth Fine: La figura del cruce en el Quijote: posible cifra de un manierismo literario. Te sugiero que leas los apartados a) El cruce como principio constructivo del sistema narrativo del Quijote; b) La figura del cruce en la caracterización del personaje. La autora quiere decirnos que Cervantes se acerca a la realidad a partir de la creación de mundos posibles, en definitiva que la realidad cambia a los ojos de quien la mira. Esto estaba estudiado antes por otros autores, no obstante es un trabajo muy interesante. Lo encuentras en Google. Parte la autora del libro clásico de Hauser: Historia social de la literatura y el arte. Ya Hauser apuntaba allí las características manieristas del Quijote.
ResponderEliminarUn libro muy interesante al respecto es el de Félix Martínez Bonati: El Quijote y la poética de la novela.
Gracias y un saludo