lunes, 15 de agosto de 2011

SEGUNDA PARTE. CAPÍTULO VII. SANCHO TRATA DE CONSEGUIR UN SUELDO FIJO POR SERVIR A DON QUIJOTE






Cuando llegó Sancho, don Quijote se encerró con él en su aposento. El ama sospechó de inmediato que se volvería a marchar y, acongojada,  fue a decírselo al bachiller para que viniera y lo persuadiera a quedarse, pues le parecía que el bachiller era persona "bien hablado"

Cuando llegó a casa del bachiller le dijo que don Quijote se disponía a emprender su tercera salida: “mi amo se sale”, le dijo el ama. Se sale “por la puerta de su locura”. El socarrón del bachiller le dijo que regresara a su casa, preparara una buena comida y posteriormente iría él.

El bachiller fue a decírselo al cura. Mientras, Sancho le comentaba a don Quijote las condiciones económicas de su acompañamiento como escudero. Al pedirle don Quijote la opinión de Teresas, Sancho le contesta lo que quiere Teresa:" que ate bien mi dedo con vuestra merced” (que aclare bien las condiciones en que le sirvo), “y que hablen cartas y callen barbas”(que se concrete el trato por escrito), “pues más vale un toma que dos te daré”( No hay que dejar lo seguro por cosas mejores, pero dudosas). Y yo digo que “el consejo de la mujer es poco, y el que no lo toma es loco” (Las mujeres rara vez dan consejos, pero cuando lo hacen son certeros). Después de elogiarle don Quijote su forma de hablar, Sancho reanudó su conversación diciendo que “todos estamos sujetos a la muerte, y que hoy somos y mañana no, y que tan presto se va el cordero como el carnero (la muerte trata a todos por igual).

Don Quijote termina por decirle que diga qué es lo que quiere. Sancho le replica que se le asigne un salario determinado, que se le pague de su hacienda, pues no quiere estar a mercedes (pendiente de pagos ocasionales), “que llegan tarde o mal o nunca”; "con lo mío me ayude Dios" ( que no quiero deber nada a nadie). En fin, yo quiero saber lo que gano, (…), “que sobre un huevo pone la gallina” (que por algo se empieza), “que muchos pocos hacen un mucho”, y mientras se gana algo no se pierde nada”.

Después de decirle don Quijote que lo ha entendido perfectamente, le comenta que no le puede asignar un sueldo porque en la caballería andante, los escuderos no cobraban sueldo alguno; solamente percibían, si la suerte acompañaba a su señor, una ínsula o cosa equivalente. Le recomienda don Quijote que se lo diga a Teresa y, si quiere continuar con él, bene quidem (de acuerdo); “ si  no, tan amigos como antes” pues “si al palomar no le falta cebo, no le faltarán palomas” (si hay ganancia a la vista, no faltarán escuderos), “que más vale buena esperanza que ruin posesión, y buena queja que mala paga”( es preferible la esperanza a una mala compensación).

Sancho, cuando oyó la determinación de don Quijote de salir sin él, quedó alicaído. En ese momento llegó el bachiller. Empezó elogiando a don Quijote por sus memorables hazañas y por su determinación de reparar las injusticias cometidas. Lo animó a que saliera de nuevo en busca de aventuras, ofreciéndose él mismo a ser su escudero.
Don Quijote le agradece su ofrecimiento, llamándole "columna de las letras y vaso de las ciencias" y le pide que continúe con sus estudios en Salamanca y honre las canas de sus padres. El encontrará otro escudero ya que Sancho no quiere acompañarlo.

Oído lo anterior, Sancho revocó sus propias palabras, diciendo “No se dirá por mí, señor mío, “el pan comido, y la compañía desecha” (no se podrá decir que soy desagradecido). Después de decirle a don Quijote que la petición del sueldo fue por complacer a su mujer, “la cual cuando toma la mano a persuadir una cosa, no hay mazo que tanto apriete los aros de una cuba como ella aprieta a que se haga lo que quiere”. Le suplica a don Quijote que ordene su testamento, “en modo que no se pueda revolcar”. Esto último provocó mucha risa en el bachiller, llegando a la conclusión de que locos como estos no se habrían visto en el mundo.

Se abrazaron don Quijote y Sancho;  maldijeron el ama y la sobrina al bachiller por incitar a don Quijote a salir de nuevo y al tercer día, al anochecer, –después de haberse pertrechado bien las alforjas y la bolsa-,  salieron en dirección del Toboso. Sansón salió a despedirlos suplicándoles que le avisasen de la suerte que corrían.

Comentario

El catedrático de Literatura Española de la Universidad de Málaga, Cristóbal Cuevas, comenta este capítulo focalizando las tres estructuras que lo constituyen; a) La primera refiere las diligencias que realizan los amigos de don Quijote y su sobrina para impedir la tercera salida; b) en la segunda, don Quijote nos dice cuál es el ideal del perfecto escudero; c) en la tercera, Sansón Carrasco anima a don Quijote a salir, persuadiéndole que su misión tal y como expuso en ( I, 2) era ayudar a los débiles; además establece su estrategia para que Sancho continúe con don Quijote como escudero.
En la primera, la sobrina acude a Sansón Carrasco porque éste es "buen hablado". es amigo de don Quijote y por haber estudiado en Salamanca, tendrá cualidades suasorias para conseguirlo. También entendemos las buenas razones para que Sansón acuda a casa de don Quijote: comer placenteramente.
En la segunda Sancho le explica a don Quijote las razones de su mujer de que no vaya "a mercedes", sino con un sueldo fijo. Esto motiva que don Quijote explique las cualidades del buen escudero: ha de ser sano y ágil de miembros, obediente, sobrio y austero, debe ser "callado".
En la tercera,  Sansón Carrasco se ofrece como escudero, ante lo cual reacciona Sancho para seguirlo fielmente. Acuerdan los tres, don Quijote, Sansón Carrasco y Sancho la nueva salida , no sin antes pertrecharse de vituallas y dineros, como le aconsejó el ventero en( 1, 3)

Hay aspectos sociales interesantes, en este capítulo, que se deben comentar:

 a) Por una parte el interés de Sancho en conseguir un sueldo por servir a don Quijote. Según él, es su mujer, Teresa quien le dice que le pida un salario: que aclare bien las condiciones económicas  y que las pongan por escrito.

 Es un hecho conocido, y ya expuesto en comentarios anteriores, la crisis económica que atraviesa España desde finales del XVI. Tanto es así que se producen ocho suspensiones de pagos por parte del Estado. El hispanista y catedrático de Historia Económica de la Universidad de Chicago, Jefferson  Hamilton, que es uno de los historiadores que más datos ha aportado para conocer los aspectos económicos del XVII, en concreto los precios, nos dice, según  el historiador y catedrático de la Universidad de la Sorbona, Pierre Vilar, que “el trigo andaluz pasa de los 430 maravedís por fanega en 1595 a 1401 en 1598; el trigo castellano, de 408 en 1595 a 908 en 1598”. Ante esta subida tan espectacular de los precios, no es de extrañar que Teresa, representativa de muchas mujeres aldeanas, le aconseja a su marido que exija un salario. Si no hace  así se hacía imposible mantener a la familia. No hay que olvidar que el hambre es la seña de identidad de las clases inferiores.  Son pocos los trabajadores asalariados. La mayoría arañan “un sueldo caprichoso”, que estaba a merced del señor. De aquí se infiere la promesa de don Quijote de pagarle a Sancho con la ínsula que conquiste.

b) Otro aspecto interesante es el comportamiento del bachiller Sansón Carrasco. Éste engaña al ama, a la sobrina y a don Quijote. Si nos preguntamos por qué las engaña, llegamos a la conclusión de que lo hace porque quiere, porque desea aprovecharse de la bondad del ama. Sabe que tiene buenas gallinas, que cocina bien y le dice que prepare una buena comida que pronto irá él a casa de don Quijote, comerán y todo lo arreglará. No dice la verdad, porque no le interesa. Su interés es burlarse de ellas y pasárselo bien. Recordemos que los tiempos presentes, comparados con los antiguos han empeorado en lo que se refiere a la verdad, como nos decía Cervantes, por boca de don Quijote en el capítulo XI. En aquellos tiempos “no había fraude, ni se mezclaba el engaño y la mentira con la verdad y la llaneza”. Hay más, Sansón Carrasco sabía que Sancho le pedía a don Quijote un salario. Para reforzar la tesis de don Quijote de que no debe pagárselo, se ofrece él mismo a ser escudero. De esta manera, la mentira de don Quijote queda reforzada por la mentira del bachiller. La verdad existe, parece querer decirnos Cervantes, pero cuando se mezcla con el engaño, surge la confusión y la discordia del famoso campo de Agramante, como nos advirtió en el capítulo (1,45)

c) La fidelidad de Sancho. Cuando éste se da cuenta de que don Quijote está dispuesto a partir sin su acompañamiento, le contesta que él no es un desagradecido y que por lo tanto no lo abandonará. Pero esto lo dice una vez que ha oído de don Quijote los refranes: “si al palomar no le falta cebo no le faltarán palomas”; “Más vale buena esperanza que ruin posesión”.  Las respuestas a estos planteamientos la dio el historiador y catedrático de la Universidad de Madrid  Juan Antonio Maravall en “Utopía y contrautopía en El Quijote. La utopía presenta dos planos. Cito al catedrático de la Universidad de Vigo Montera Reguera: “El Quijote y la crítica contemporánea”. La tesis que sostiene allí Maravall es que El Quijote desarrolla la visión utópica del caballero tradicional del siglo XVI, pero una visión desde la vertiente satírica, ridícula, mostrada a través del “espejo de la ironía”. Esta visión utópica entronca con el poder del dinero, representado por Sancho y por otros muchos como él. Esta utopía los lleva a caballero y escudero de fracaso en fracaso. Este ir dando vueltas da origen a la contrautopía que Cervantes quiere reflejar. De ahí se infiere el refrán de don Quijote: “si al palomar no le falta cebo, no le faltarán palomas”.

  








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