Cide Hamete
justificó la inclusión de las novelas El
curioso impertinente y El capitán
cautivo en la primera parte por el tedio que suponía hablar siempre de don
Quijote y Sancho; muchos, llevados por las hazañas de don Quijote, no les han
concedido la importancia que por sí solas tienen. En esta segunda parte no ha
querido intercalar ninguna novela, sino algún episodio que lo parezca y siempre
relacionado con el tema de la obra.
Sancho salió
aquella tarde, acompañado de su séquito, a gobernar su ínsula. Notó que tanto el rostro como la voz del
mayordomo que lo acompañaba, se parecían a la Dolorida. Se lo dijo a don
Quijote, y éste respondió que no sabía lo que quería decir con que “el rostro
de la Dolorida es el del mayordomo; pero no por eso el mayordomo es la
Dolorida, que a serlo implicaría contradicción…es menester rogar a Nuestro Señor
nos libre a los dos de malos hechiceros y de malos encantadores”. Sancho se
despidió de los duques; les besó las manos y, don Quijote con lágrimas en los
ojos le dio su bendición.
Se quedó don
Quijote entristecido cuando se marchó Sancho. La condesa le ofreció, como
consuelo, cuatro de sus doncellas más hermosas para que lo atendieran, pero él rehusó tal
atención porque quería poner una barrera entre sus deseos y su honestidad.
Aceptó la duquesa la voluntad de don Quijote, le admiró su honesta virtud y le
deseó que Sancho cumpliera su promesa de azotarse para que el mundo pudiera
volver a ver la hermosura de Dulcinea.
Después de cenar
don Quijote con los duques se recluyó en su cuarto. Cuando se desnudaba, al
descalzarse se le rompió una media. No tenía hilo para remendarlas y se sintió
humillado. Cide Hamete, reflexiona sobre la pobreza. Dice que no entiende por qué
el poeta cordobés (Juan de Mena) la llama “dádiva santa desagradecida”. La
increpa y le pregunta “¿por qué quieres estrellarte con los hidalgos y bien
nacidos más que con la otra gente?”. Añadió: “Miserable del bien nacido que va dando pistos a su honra ( que va alimentando su honra como puede; pisto( caldo de ave)), comiendo mal
y a puerta cerrada( sin invitar a nadie y sin testigos) , haciendo hipócrita al palillo de dientes con que sale a la
calle después de no haber comido cosa que le obligue a limpiárselos”. ¡Miserable
de aquel, digo, que tiene la honra espantadiza y piensa que desde una legua se
le descubre el remiendo del zapato…!
Aquella noche
hacía calor y don Quijote no podía dormir; abrió un poco la ventana y oyó que
una de las jóvenes, Altisidora, le confesaba a otra, Emerencia, la pasión que
le había despertado don Quijote. Ésta la animó a que se desahogase cantando con
el arpa su amor al caballero. Le contestó que se esforzaba en hacerlo porque
deseaba seguir el refrán que dice “más
vale vergüenza en cara que mancilla en el corazón” ( es preferible la
verdad a los remordimientos que resultan de no decirla). A continuación oyó don Quijote el sonido de un arpa que le trajo
a la memoria las historias que se oían en los libros de caballerías. Supuso que
alguna de las doncellas de la duquesa se había enamorado de él. Para que se dieran cuenta de que estaba
despierto, don Quijote tosió. Altisidora al darse cuenta de que don Quijote la
oía entonó con tonos burlescos un romance en el que le declaraba su amor y se
hacía su esclava.
Oído el romance
se lamentó don Quijote de cómo era perseguido por todas doncellas que se
encontraba; pero él siempre lo rehusaría porque se sentía únicamente de
Dulcinea, “cocido o asado (de una manera o de otra), limpio, bien criado y honesto, a pesar de todas las
potestades hechiceras de la tierra”.
Comentario
El maestro de cervantistas, el profesor Francisco Rico, en su edición del Quijote, comenta que cuando Cide Hamete comenta que no ha querido intercalar novela alguna, " refleja bien que Cervantes en esta Segunda parte tiene muy en cuenta la recepción que había tenido la Primera"
El capítulo lo
podemos analizar, entre otros, desde los siguientes puntos de vista:
a)
Desde el realismo filosófico. En el inicio del
capítulo, cuando Sancho se dirige a la ínsula, se da cuenta de que el mayordomo
que lo acompaña es el que realizó el papel de la Dolorida y se lo dice a don
Quijote. “Miró don Quijote atentamente
al mayordomo, y habiéndole mirado, dijo a Sancho: No hay para qué te lleve el
diablo, Sancho…que el rostro de la Dolorida es el del mayordomo; pero no por
eso el mayordomo es la Dolorida, que a serlo implicaría contradicción muy grande,
y no es tiempo de hacer ahora estas averiguaciones, que sería entrarnos en
intrincados laberintos. Créeme, amigo, que es menester rogar a nuestro Señor de
veras que nos libre de malos hechiceros y de malos encantadores”.
Es evidente
que la verdad se ha distorsionado por obra del duque, que es el encantador. Su
interés en enmascarar la realidad es porque quiere reírse de don Quijote. La
conducta de las personas se puede dirigir a descubrir la realidad o a oponerse
a ella porque no le interesa presentarla como es: este es uno de loa juicios
que se extrae de la lectura de la obra.
b)
Desde la propia coherencia de la novela, en torno a la pobreza del hidalgo como lo
realiza Casalduero. En el capítulo II de
esta segunda parte, cuando Sancho visita a don Quijote, éste le pregunta por lo
que se dice de él en el pueblo. Aquel le
responde: “Los hidalgos dicen que…se ha puesto don y se ha arremetido a caballero con cuatro cepas y dos yugadas
de tierra, y con un trapo a tras y otro delante. Dicen los caballeros que no
querrían que los hidalgos se opusiesen a ellos especialmente aquellos hidalgos
escuderiles que dan humo a los zapatos y toman los puntos de las medias negras
con seda verde” . “En este capítulo vemos que don Quijote se ha roto las medias
verdes –el color del hilo se ha convertido en el de las medias-, y se las
hubiera zurcido “aunque fuera con seda de otro color, que es una de las mayores
señales de miserias que un hidalgo puede dar en el discurso de su propia
estrechez”.
b.1) La
pobreza social vista a través del hidalgo pobre creado por el autor del Lazarillo: “Miserable del bien nacido
que va dando pistos a su honra, comiendo mal y a puerta cerrada, haciendo
hipócrita al palillo de dientes con que sale a la calle después de no haber comido
cosa que le obligue a limpiárselos”.
b.2) La
estrechez material que sufrió Cervantes:”¡Miserable de aquel que tiene la honra
espantadiza y piensa que desde una legua se le descubre el remiendo del zapato…”.
c) La
ingenuidad de don Quijote y la comicidad de Altisidora; sobre este aspecto, la profesora Monique Joly, en el comentario a este capítulo, destaca la "situación de mundo al revés que en sí representa una declaración de amor hecha por una quinceañera a un amojamado cincuentón, por medio de un romance cantado por la supuesta enamorada", cuajado de disparates que ponen de manifiesto la burla de Altisidora
No hay comentarios:
Publicar un comentario