Ana Félix fue muy bien recibida
por la mujer de don Antonio Moreno en su casa. Don Quijote hubiera querido ir
con sus armas a liberar a don Gregorio, tomando como ejemplo lo que don
Gaiferos hizo con Melisendra, (lo contó maese Pedro en II, 26.). Sancho que lo
oyó, le contestó que hubiese sido imposible porque entre Berbería y España
estaba la mar por medio. Don Quijote le replicó que “Para todo hay remedio, si no es para la muerte”. Sancho le replicó que “del dicho al hecho hay un gran trecho” (refr. “Es más fácil hacer
promesas que cumplirlas”. Al final lograron disuadirle.
Don Quijote salió una mañana a
pasear por la playa, a caballo y armado con todas sus armas. Desde lejos le dio
voces otro caballero, tan armado como él, vestido de blanco y con un escudo en
el que llevaba pintada una luna resplandeciente. Se presentó como el Caballero
de la Blanca Luna y venía a desafiar a
don Quijote para hacerle confesar que su dama, “sea quien fuere”, es más hermosa que Dulcinea. Si vencía el de
la Blanca Luna, don Quijote estaba obligado a retirarse a su pueblo por el
tiempo de un año, sin echar mano de la espada y sin salir de aventuras.
Don Quijote, se sorprendió, pero
“con reposo y ademán severo”, aceptó el desafío y le dijo que eligiera la parte
del campo que quisiera, y “a quien Dios
se la diere, San Pedro se la bendiga” (refr. “es necesario resignarse ante
la suerte de cada uno”).
Desde la ciudad habían avisado al
virrey de la presencia del Caballero de la Blanca Luna. Se presentó con don
Antonio y con otros caballeros allí. Creyendo que se trataba de una burla más a
don Quijote, permitió el enfrentamiento.
Don Quijote se encomendó al cielo
y a Dulcinea. Se distanciaron; volvieron las riendas a sus caballos y se
arrojaron, especialmente el de la Blanca Luna, con tal ímpetu sobre don Quijote, que éste
cayó junto con Rocinante al suelo. Le puso la lanza en la visera y con “voz
debilitada y enferma manifestó: “Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer
del mundo y yo el más desdichado caballero de la tierra, y no es bien que mi
flaqueza defraude esta verdad. Aprieta, caballero, la lanza y quítame la vida,
pues me has quitado la honra”.
El de la Blanca Luna, después de
elogiar la fama de la hermosura de Dulcinea, le exigió que se retirara a su
lugar un año, como habían concertado antes del combate. Aceptó don Quijote en
presencia de todos; el de la Blanca Luna, después de hacer una reverencia al
Virrey, se dirigió a la ciudad.
Recogieron a don Quijote desvaído
y trasudado; Sancho, lleno de tristeza,
creyó que todo aquello era sueño y encantamiento; se imaginó oscurecidas las
glorias pasadas y se representó deshechas sus esperanzas como el humo en el
viento.
Llevaron a don Quijote a la
ciudad en una silla de manos y El Virrey quiso saber quién era el Caballero de
la Blanca Luna.
Comentario
1. El catedrático de la Universidad de Zurich George Guntert cuando comenta este capítulo pone el foco en las veces que don Quijote se enfrentó a su "perseguidor", Sansón Carrasco, escondido detrás del Caballero de la Blanca Luna. En los capítulos II, 12-15 don Quijote vence a Sansón Carraco; era de esperar un nuevo enfrentamiento y con él se fuerza a don Quijote a que abandone su empresa.
Si en la primera parte, el antagonista de don Quijote lo vence físicamente, en esta victoria lo vence moralmente: con ello se produce una crisis moral en don Quijote y Sancho. "Con esta victoria, don Quijote, conocido como personaje literario, se ha convertido en juguete de la sociedad que experimenta un placer en entretenerse con él y con su gracioso escudero"
2. Todas las interpretaciones del
capítulo tienen como rasgo en común la muerte del plan de vida de don Quijote.
Empiezo por destacar la del catedrático de la Universidad de California Avalle Arce en Don
Quijote como forma de vida”. Parte Avalle de que cada uno lleva en su
interior un quijote, en dosis y exteriorizaciones variables, según los
individuos. Ya lo observó Ortega y Gasset, en Historia como sistema. La
clave del vivir, consiste en inventarse un plan de vida, vivirlo de acuerdo con
el personaje que uno se ha creado, teniendo
en cuenta las circunstancias que nos rodean. De acuerdo con lo anterior, Alonso
Quijano se ha inventado como don Quijote de la Mancha, imitando al caballero
andante Amadís de Gaula. Su misión es deshacer agravios y conseguir honra y
fama. Esto lo enajena y lo lleva a la locura. El plan de vida que se ha
inventado está basado en obras de ficción, en libros de caballerías, en personajes
de obras de arte.
“En este capítulo, asistimos a la
expulsión de don Quijote del mundo caballeresco al derrotarle y obligarle a
volver a su aldea. Esto equivale a obligar a don Quijote a salirse de las
páginas de los libros de caballerías donde obstinadamente ha vivido hasta el
momento. Con involuntaria crueldad el caballero de la Blanca Luna ha obligado a
Don Quijote, con la punta de su lanza, a abandonar un ideal de vida como obra
de arte” ( Avalle Arce)
3. El profesor de la Universidad de Nueva York Joaquín Casalduero considera que
con la caída de don Quijote ante el Caballero de la Blanca Luna se da término a
“una época, una ilusión, en estilo que se acaba, cuando todavía no se sabe cómo
será el mundo del Caballero de los Espejos y de la Blanca Luna.”
Uno de los aspectos más
significativos de este capítulo es lo que nos dice el narrador cómo queda don
Quijote cuando el de la Blanca Luna le puso la lanza en la visera: Don Quijote,
molido y aturdido, sin alzarse la visera, como si hablara dentro de una tumba,
con voz debilitada y enferma dijo:
Dulcinea del Toboso es la más
hermosa mujer del mundo y yo el más desdichado caballero de la tierra…Aprieta,
caballero, la lanza y quítame la vida, pues me has quitado la honra”. Don Quijote ha perdido su honra y con ella la
fe en sus ideales. Su plan de vida se ha roto. Sancho lo confirma cuando el
narrador nos dice: “Veía a su señor rendido y obligado a no tomar armas en un
año; imaginaba la luz de la gloria de sus hazañas escurecida, las esperanzas de
sus nuevas promesas deshechas, como se deshace el humo con el viento”.
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