A don Antonio Moreno, “no se le cocía el pan hasta saber quién
fuese” ( prov. señala la inquietud hasta conseguir lo que se desea) el
caballero que venció a don Quijote, por lo tanto, lo siguió junto con una
caterva de muchachos por la ciudad. Entraron los dos en un mesón y el de la Blanca Luna le dijo que
era del mismo pueblo de don Quijote; lo llamaban el bachiller Sansón Carrasco; había
venido en su búsqueda porque consideraba que el reposo mejoraría su salud.
Hacía tres meses que se enfrentó a él con el mismo propósito, pero fue vencido
por don Quijote y tuvo que desistir. Dado que don Quijote era muy cumplidor de
la palabra dada, ahora lo conseguiría. Le pidió que no dijera quién era. Don
Antonio se lo prometió, pero le hizo la siguiente observación: ¡Dios os perdone
el agravio que le habéis hecho a todo el mundo en querer volver cuerdo al más
gracioso loco que hay en él! ¿No veis, señor, que no podrá llegar el provecho
que cause la cordura de don Quijote a lo que llega el gusto que da con sus
desvaríos?
El bachiller Sansón Carrasco
regresó a su casa; el Virrey, enterado por don Antonio de quién era el de la
Blanca Luna, se lamentó de que hubiera hecho esto, argumentando parecidas
razones a las de don Antonio. Seis días estuvo don Quijote en la cama, melancólico, cavilando sobre lo
ocurrido. Sancho lo consolaba, diciéndole que no tenía nada roto, y que como
decía el refrán, donde las dan las
toman” (refr. “a quien hace daño se le suele pagar con la misma moneda” y
que “no siempre hay tocinos donde hay
estacas” ( refr. “las apariencias engañan) y “dé una higa al médico” (alude al refr. “Mee yo claro y una higa
para el médico, es decir, desentiéndase del médico)”). También trató de hacerle ver que era él quien más había
perdido, pues “así vienen a volverse en humo mis esperanzas”. Don Quijote trató
de animarlo diciéndole que cuando pasase un año volvería a buscar nuevas
aventuras y le conseguiría algún condado. Sancho, para animarse dijo que “más vale buena esperanza que ruin
posesión” (refr. es preferible aguardar una ocasión mejor que conformarse
con lo poco que se tiene”).
Estando en lo anterior entró don
Antonio para darle la buena noticia de que habían vuelto de Berbería don Gregorio y el bergantín del renegado al que Ana Félix había encargado la liberación de su novio. Don
Quijote hubiera querido ser el héroe del rescate, pero, vencido como estaba,
nada podía hacer. Sancho trató de animarlo a que se levantara de la cama y
recibiera a don Gregorio, diciéndole los
siguientes refranes: “ Viva la gallina,
aunque sea con su pepita” (“vivamos,
aunque sea con dificultades”), que “hoy
por ti y mañana por mí (refr.
Tenemos que ser solidarios en el intercambio de favores) y
Llegó don Gregorio. Salió a
recibirlo Ricote y su hija Ana Félix; no se abrazaron unos a otros, porque “donde hay mucho amor no suele haber
demasiada desenvoltura”, pero el silencio y los ojos de los amantes
expresaban el profundo amor que se tenían. Tanto don Gregorio como el renegado contaron las peripecias que tuvieron que pasar para salir de Berbería. El renegado se reconcilia con la Iglesia, volviendo, "de miembro podrido a estar limpio y sano con la penitencia y el arrepentimiento"
Don Antonio habló con el Virrey,
de la forma de gestionar la estancia en España de Ricote y su hija.
Aprovecharía que tenía que ir a la corte para tratar otros negocios, dando a
entender que “por medio del favor y las dádivas, muchas cosas dificultosas se
acaban”. Ricote, que estaba presente,
dijo que don Bernardino de Velasco, encargado por el Rey Felipe III de expulsar
a los moriscos, cumplió con su deber y no valen ni dádivas ni favores, aunque
es cierto que “mezcla la misericordia con la justicia”. Don Antonio respondió
que haría en la Corte todo lo que estuviese en su mano, y que “el cielo
decida”.
Llegó el día de las salidas y
despedidas: don Antonio para la corte; muy conmovedora la don Gregorio - que
iba a ver a sus padres-, de Ana Félix, que se quedaba con la mujer de don
Antonio; don Quijote y Sancho partieron a los dos días. El Ingenioso Hidalgo,
desarmado sobre Rocinante; Sancho, a pie, por ir el rucio cargado con las
armas.
Comentario
1. El catedrático de la Universidad de Zurich, George Gunter pone el acento en que con el enfrentamiento entre el Caballero de la Blanca Luna y don Quijote se llega al punto final de la secuencia narrativa; a partir de aquí se invierte el itinerario de don Quijote para iniciar el viaje de regreso.
Con el regreso de Berbería del renegado con el novio de Ana Félix, don Gregorio, y" la conversión del renegado con su entrada en la Iglesia Católica como miembro arrepentido que está limpio y sano", refleja Cervantes situaciones probables en la España de la época.
Considera Gunter, junto con otros crítico e historiadores, que las palabras de Ricote alabando el comportamiento de don Bernardino de Velasco dejan de ser creíbles en la realidad, reflejando "una ironía más acre", pues una victima de la persecución, Ricote, es difícil que apruebe y alabe, a no ser "forzado por las circunstancias" la resolución de las autoridades españolas.
2. Otras lecturas del capítulo. El aspecto más interesante que
encuentro en este capítulo lo veo en las palabras de Ricote a don Antonio,
diciéndole que con don Bernardino de Velasco, no caben dádivas ni favores. En
el capítulo LIV, Ricote reconocía que la expulsión de los moriscos de España,
había sido justa. Lo decía con estas palabras: “me parece que fue inspiración
divina la que movió a su majestad a poner en efecto tan gallarda
resolución…Finalmente, con justa razón fuimos castigados con la pena del
destierro”. Ricote, partió para Alemania porque “allí me pareció que se podía
vivir con más libertad, porque sus habitantes no miran en muchas delicadezas:
cada uno vive como quiere, porque en la mayor parte de ellas se vive con
libertad de conciencia”. Por lo tanto, según Ricote, la expulsión de los
moriscos fue: a) justa; b) acertada. También decidió ir a Alemania porque había
“libertad de conciencia”.
En este capítulo, Ricote reconoce: a) El
encargado de expulsar a los moriscos: don Bernardino de Velasco o Conde de
Salazar, era una persona con una rectitud que rayaba en la severidad; b)
Deseaba vivir en España, porque la echaba de menos y porque se sentía mejor.
Hay que destacar que en España: a) no había libertad de conciencia; b)
gobernaba un régimen autoritario.
La pregunta que surge es ¿podemos
pensar que fuera éste el pensamiento de Cervantes? Personalmente, entiendo que no por
las siguientes razones:
a) El
gran mérito de Cervantes, como demostró Bajtin,
en Teoría y estética de la novela,
es que El Quijote engrandece el género novelesco porque da entrada a los
distintos lenguajes que encontramos en la sociedad. Desde este planteamiento
han analizado la obra, entre otros, los profesores Lázaro Carreter en La prosa del Quijote, y Darío Villanueva
en El Quijote: Dialogismo y verosimilitud.
Para Bajtin, esta obra es el modelo de lo que él denomina “novela dialógica” o de diálogo de lenguajes.
Cada personaje se expresa de acuerdo con su cultura y con los intereses que lo
mueven. El autor sería un mero notario
que recogería lo que los personajes dicen y sienten.
b) Ricote
ha vivido en Alemania donde había una gran libertad de conciencia; pero él no
se identificaba con este tipo de sociedad, en la que cada uno podía pensar y
actuar de acuerdo con sus creencias. No
olvidemos que estamos en el siglo XVII, y lo mismo que hoy también hay personas
que les gustaría vivir en épocas dictatoriales, no nos debe extrañar la actitud
de Ricote. Este quiere vivir en una sociedad autoritaria. Por otra parte, en la
novela se nos dice que tanto él como su hija, Ana Féix, eran fervientemente
católicos; él, además, generoso con sus riquezas, como lo demuestra pagando el
viaje para sacar de Berbería a don Gaspar Gregorio. Si a esto unimos: 1. La
belleza de su hija; 2. Su religiosidad; 3. La mezcla de” misericordia con la
justicia” con que había llevado el encargo de expulsión el Conde de Salazar,
parece lógico pensar, que Ricote le diga a don Antonio que argumente desde
estas premisas el permiso para poderse quedar en España.
Como vemos, las lecturas pueden ser diferentes, dependiendo del punto de vista que adoptemos.
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