Los duques se habían quedado
contentos con los acontecimientos de Clavileño y decidieron seguir adelante con
sus burlas. Al día siguiente le dijeron a Sancho que se preparara porque iba a
ser enviado como gobernador a la ínsula prometida. Sancho, después de su
experiencia se había quedado algo afectado en sus ansias de gobierno, pues
según él no merecía tanto la pena gobernar al hombre en la tierra cuando tenía,
como él había visto, un tamaño tan pequeño ( Este punto de vista de Sancho sirve para moralizar sobre las ambiciones humanas). Añadiendo a continuación que desearía más
tener un pedazo del cielo que todas las ínsulas de la tierra.
Las afirmaciones de Sancho,
fueron contestadas por el duque, diciéndole que con la ínsula que le iba a dar, si la sabía
gobernar podría alcanzar el cielo. Sancho la acepta, según él, “ni por codicia, ni por levantarme a mayores”
(ni por querer ser más de lo que
soy. La ideología del Antiguo Régimen, s, XV al XVIII era que cada cual permaneciera en el estamento en el que de acuerdo con la Providencia divina había nacido ), “sino por el deseo de probar a qué sabe ser gobernador”. El duque le
replicó que “si una vez lo probáis, (…)
comeros heis las manos tras el gobierno, ( no renunciaréis) por ser dulcísima cosa el mandar y el ser
obedecido”; tras esto, Sancho le replicó que “yo imagino que es bueno mandar, aunque sea un hato de ganado”.
El duque le dijo que al día siguiente tenía que partir por lo que habría que
prepararle el traje adecuado, pues “los
trajes se han de acomodar con el oficio o dignidad que se profesa”. Habiéndole
dicho el duque que para un gobernador, tan importante son las armas como las
letras, Sancho le contestó que de las primeras, pocas tenía, pero “básteme tener el Christus (la señal de la cruz)en la memoria”.
Don Quijote, cuando se dio cuenta
de lo que pasaba, se llevó a Sancho aparte para aconsejarle en su nueva tarea.
Lo primero que quiso que entendiera es que el nombramiento de gobernador no se
debía a sus méritos, pues mientras que unos “cohechan, importunan, solicitan, porfían, … y no alcanzan lo que
pretenden, llega otro y, sin saber cómo ni como no, se halla en el cargo y
oficio que otros muchos pretendieron; y aquí entra y encaja bien el decir que
hay buena y mala fortuna en las pretensiones”. A partir de los anteriores
razonamientos, don Quijote le dio los siguientes consejos para juzgar
Has de temer a Dios, porque en temerle está la sabiduría y siendo sabio
no podrás errar en nada.
Has de poner los ojos en quien
eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que
pueda imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso
igualarse con el buey.
Los no de principios nobles deben acompañar la gravedad del cargo que
ejercitan con una blanda suavidad que, guiada por la prudencia, los libre de la
murmuración maliciosa, de quien no hay estado que se escape.
Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje
… y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio.
Si tomas por medio a la virtud y te aprecias de hacer hechos virtuosos,
no hay para qué tener envidia a los que padres y abuelos tienen príncipes y
señores, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista (se adquiere), y la virtud vale por sí sola lo que la
sangre no vale.
Si trujeres a tu mujer contigo (porque no es bien que los que asisten a gobiernos de mucho
tiempo estén sin las propias), enséñala, doctrínala y desbástala de su natural
rudeza. Si acaso enviudares…y con el cargo mejorares de consorte, no la tomes tal
que te sirva de anzuelo y caña de pescar, y del “no quiero de tu capilla “
( No quiero, no quiero, más echádmelo en la capilla (la capucha). Los dos vienen a decir no utilices a tu mujer para que reciba los beneficios
que tú simulas rechazar).
No te guíes por la ley del encaje (Juzga de acuerdo con la ley, no
de manera arbitraria), que suele tener
mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos.
Hallen en ti más compasión las
lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones del rico.
Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas el rico
como por entre los sollozos e
importunidades del pobre.
Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el
rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que
la del compasivo.
Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la
dádiva ( no admitas sobornos) sino
con el de la misericordia.
Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún tu enemigo, aparta las
mientes de tu injuria (olvídate de la ofensa que te hizo) y ponlas en la verdad del caso. No te
ciegue la pasión propia en la causa ajena, que los yerros que en ella hicieres
las más veces serán sin remedio, y si le tuvieren, será a costa de tu crédito,
y aun de tu hacienda.
Si alguna mujer hermosa viniere a pedirte justicia, quita los ojos de
sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera de espacio la sustancia de
lo que pide, si no quieres que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en
sus suspiros.
Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le
basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas
razones. Al culpado que cayere debajo de tu jurisdicción considérale hombre
miserable (digno de misericordia), sujeto
a las condiciones de la depravada naturaleza nuestra, y en todo cuanto fuere de
tu parte, sin agravio a la contraria, muéstratele piadoso y clemente, porque
los atributos de Dios todos son iguales, más resplandece y campea a nuestro ver
el de la misericordia que el de la justicia
Comentario
El capítulo tiene, entre otras, dos
lecturas:
1. Desde
el ámbito educativo
Uno de los hechos más importantes
del Quijote es el sentido educador que Cervantes quiso darle a la obra. Atacó
los libros de caballerías a través de desquiciamiento de caballero y sus
innumerables hechos ridículos, pero también quería que el lector aprendiera de
los buenos juicios de don Quijote. Como
dice el profesor Sánchez Escribano, en esta segunda parte tenemos “un doctrinal de
gobernantes embutido en la novela”. Para el catedrático de la Universidad de Florida D. Eisemberg en La interpretación cervantina del Quijote, “Las reformas más
importantes son las que uno se lleva acabo en sí mismo. En las recomendaciones
que da don Qujote a Sancho destacan aquellas que sólo pueden dirigirse al
lector: primero temer a Dios, principio de la sabiduría, y después conocerse a
sí mismo”. Raro es el comentarista que no ha destacado lo anterior: para el catedrático de la Universidad de Nueva York Casalduero,
el capítulo es un “Doctrinal de privados”; Martín de Riquer, catedrático de la Universidad de Barcelona, estima que “Todos
estos consejos o instrucciones forman parte de un fondo de moral común en
varios libros y autores de la época. En este capítulo –una sucinta versión
quijotesca de la educación de príncipes- don Quijote se refiere a los valores
éticos, dejando caer a la vez una crítica a la justicia mal ejercida” (A.
Basanta).
Desde la lingüística textual analiza los consejos el profesor de universidad argentino Rafael Ernesto Costarelli en "La literatura de sentencias y los consejos de don Quijote". Demuestra el autor "cómo los consejos comparten marcas temáticas, estructurales y estilísticas con el grupo genérico de la literatura de castigos"
Desde la lingüística textual analiza los consejos el profesor de universidad argentino Rafael Ernesto Costarelli en "La literatura de sentencias y los consejos de don Quijote". Demuestra el autor "cómo los consejos comparten marcas temáticas, estructurales y estilísticas con el grupo genérico de la literatura de castigos"
2. Desde
el ámbito jurídico
Los consejos de don Quijote a
Sancho para realizar un buen gobierno se enmarcan dentro del mundo jurídico de
la época. Uno de los libros más significativos para conocerlo es el del catedrático de la Universidad de Barcelona Joaquín Carreras Artau, La Filosofía del derecho en el
Quijote. El profesor José Antonio López Calleja lo analiza en la revista El Catoblepas. Los rasgos generales del derecho, en la época
de Cervantes, según Carreras, son los siguientes:
a) “El
derecho tiene un sentido ético. Se manifiesta en la rectitud moral que impregna
los consejos de gobierno de don Quijote a su escudero;
b) La
concepción general del derecho se rige por el principio teológico - cristiano.
Sancho aspira a ser un modelo de gobernador y para ello se bastaba con tener la
señal de la cruz en la memoria, como le dice al duque. El primer consejo que le da don Quijote, se
afirma en el principio bíblico del temor de Dios;
c) Se
atribuye al derecho una función positiva, en virtud de la cual el gobernante
está obligado a hacer el bien;
d) La
noción de derecho se comprende como indisolublemente unido a la fuerza. El
duque le dice a Sancho que para un gobernador tan importantes son las armas
como las letras
e) Todos
los campos del derecho se conciben como organizados en torno al principio de la
tutela. En una sociedad así, dice Carreras, “el derecho lo define un sujeto
superior que asume entero el poder o la facultad y es el encargado de promover
absoluta e indefinidamente el bien de otro sujeto considerado inferior, y por
lo mismo subordinado, tutelado”.
f) Al
ámbito del derecho procesal corresponde el consejo de “No te guíes por la ley
del encaje”. Esta rama del derecho descansaba sobre dos ideas madre: el
arbitrio judicial y el predominio del sistema inquisitivo. Respecto al
arbitrio, se abre paso el principio jurídico de la necesidad de la defensa del
reo en juicio, siguiendo las formas ordinarias del éste y de sentenciar
conforme a ley y derecho, principio que es resueltamente afirmado por Soto,
Simancas, Mariana, Saavedra y otros….”
Interesante es el trabajo que con el título "Don Quijote, ética y argumentación judicial" realiza Miguel Mendoza Montes en la Revista del Instituto de la Judicatura Federal de Méjico. Demuestra el autor la vigencia que muchos de estos consejos tienen "a la luz de las modernas teorías de la argumentación con sus entendibles diferencias.".
No podemos dejar de mencionar los atisbos administrativos de lo que el catedrático de la Universidad de Madrid, Lucía Megías califica de "Babilónica confusión: pretendientes y pleiteantes en la Corte". (Recordemos que estamos en los últimos años de Felipe II y primeros de FelipeIII). Sin abalorio alguno, Cervantes, por boca de don Quijote nos dice que "antes y primero que yo haya encontrado con alguna buena dicha te haya salido a ti a recibir y a encontrar la buena ventura ...Otros cohechan, importunan, solicitan, madrugan, ruegan, porfían, y no alcanzan lo que pretenden, y llega otro, y sin saber cómo ni cómo no, se halla con el cargo y oficio que otros muchos pretendieron; y aquí entra y encaja bien el decir que hay buena y mala fortuna en las pretensiones". Este punto de vista histórico atingente a la Corte madrileña es el que se aprecia en estas líneas, fenómenos imperecederos de los movimientos políticos. Bosquejo de Cervantes en su vida madrileña
Interesante es el trabajo que con el título "Don Quijote, ética y argumentación judicial" realiza Miguel Mendoza Montes en la Revista del Instituto de la Judicatura Federal de Méjico. Demuestra el autor la vigencia que muchos de estos consejos tienen "a la luz de las modernas teorías de la argumentación con sus entendibles diferencias.".
No podemos dejar de mencionar los atisbos administrativos de lo que el catedrático de la Universidad de Madrid, Lucía Megías califica de "Babilónica confusión: pretendientes y pleiteantes en la Corte". (Recordemos que estamos en los últimos años de Felipe II y primeros de FelipeIII). Sin abalorio alguno, Cervantes, por boca de don Quijote nos dice que "antes y primero que yo haya encontrado con alguna buena dicha te haya salido a ti a recibir y a encontrar la buena ventura ...Otros cohechan, importunan, solicitan, madrugan, ruegan, porfían, y no alcanzan lo que pretenden, y llega otro, y sin saber cómo ni cómo no, se halla con el cargo y oficio que otros muchos pretendieron; y aquí entra y encaja bien el decir que hay buena y mala fortuna en las pretensiones". Este punto de vista histórico atingente a la Corte madrileña es el que se aprecia en estas líneas, fenómenos imperecederos de los movimientos políticos. Bosquejo de Cervantes en su vida madrileña
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