Los anteriores razonamientos de don
Quijote mostraban, una vez más, que su locura se manifestaba solamente cuando
tocaba asuntos de caballería.
Se esforzaba Sancho en memorizar
los consejos relacionados con las virtudes cuando don Quijote empezó a darle los
ya anunciados consejos “para adorno del cuerpo”.
Le dice que sea limpio, que se corte las uñas,
que no ande desceñido, pues era señal de decaído o dejado; que a sus criados los atendiera con
honestidad; que fuera prudente en la comida y en la bebida, pues “el vino demasiado ni guarda secreto ni
cumple palabra”; que procure no
eructar ni oler a ajos ni cebollas; que fuera cuidadoso con el estómago ya que
de su salud dependía todo el cuerpo; que fuese moderado en el dormir, ya que “el que no madruga con el sol, no goza del
día”; que anduviese despacio y
hablase con reposo, pero sin afectación. También le aconsejó cómo debía ir
vestido.
Le recomienda también que no
introduzca tantos refranes en su conversación, porque con frecuencia no se ajustaban
y más parecían disparates que sentencias.
Sancho se disculpó diciendo que no
los podía evitar, pues sabía muchos y le venían todos juntos a la boca,
peleándose por salir; procuraría utilizarlos de acuerdo con la importancia del
cargo que iba a tener, pues “en casa
llena, presto se guisa la cena” (donde hay medios no hay dificultades), “y quien destaja no baraja” (no pueden
hacerse varias cosas al mismo tiempo) “y
a buen salvo está el que repica” ( no hay de qué preocuparse) “y el dar y el tener seso, ha menester
(la prudencia es muy necesaria).
Don Quijote, para demostrarle a
Sancho que no le había entendido, puesto que había ensartado sin venir a cuento
los refranes anteriores, le respondió con ¡Castígame
mi madre, y yo trómpogelas! (Me reprende mi madre y yo me burlo de ella. Se
usa el refrán para reprender a los que reinciden en algo después de haber sido
advertidos).
Sancho le respondió que pronto se
les olvidarían, por esta razón le pidió que se los diera por escrito, pues
aunque no sabía leer, se los daría a su confesor para que “me los encaje y
recapacite cuando fuere menester”. Le critica don Quijote que no sepa leer y
aquel le responde que cuando tenga que firmar “fingiré que tengo tullida la
mano derecha y otro firmará por mí”, pues “para
todo hay remedio, si no es para la muerte y teniendo yo el mando y el palo (tener
la facultad de mandar), haré lo que quisiere, cuanto más que el que tiene el padre alcalde...seguro
va a juicio (el que cuenta con un poderoso protector). Con la condición de gobernador Sancho dice
que no le temerá a nadie, pues vendrán
por lana y volverán trasquilados (si se meten contra él les sucederá lo
contrario de lo que esperan), y a quien
Dios quiere bien, la casa le sabe (quien tiene buena suerte no tiene de qué
preocuparse), y las necedades del rico
por sentencias pasan en el mundo. …haceos miel, y paparos han las moscas
(convertíos en miel y os comerán las moscas.
Don Quijote le volvió a criticar
el uso que hacía de los refranes, a lo que Sancho le respondió que se servía de
la única hacienda que tenía, que era refranes y más refranes; le venían cuatro
a la memoria, pero no quería seguir porque al
buen callar llaman Sancho ( es una variante abreviada de refr. Al buen
callar llaman Sancho; al bueno, bueno, Sancho Martínez (Conviene moderarse en el hablar)). Don
Quijote muestra interés en saber qué refranes eran y Sancho los dice: “entre dos muelas cordales ( dos muelas del juicio) nunca pongas tus
pulgares” ( en sentido figurado no hay que entrometerse en problemas de parientes cercanos) y “a idos de mi casa y qué queréis con mi
mujer, no hay responder”(hay cosas que no admiten réplica), y “si da el cántaro en la piedra o la piedra
en el cántaro, mal para el cántaro” ( el daño siempre lo recibe el más
débil). Explica a continuación Sancho los refranes anteriores con la intención
de decirle a don Quijote que sabe de lo que está hablando y no se diga de él lo
de “espantose la muerte de la degollada”
(Es más fácil reparar en los defectos ajenos) y “más sabe el necio en su casa que el cuerdo en la ajena” (en los
asuntos propios sabe más aquel a quien pertenecen que el que los ve desde
fuera).
Finalmente, don Quijote le dice
que duda del gobierno que ejercerá; no obstante, él ha cumplido con su obligación,
y espera que Dios “te gobierne en tu gobierno”. Sancho le replicó que si no le
parecía adecuado, estaría dispuesto a dejarlo, porque “más quiero un negro de la uña de mi alma que todo mi cuerpo” (la
parte más pequeña de mi alma), ya que prefería irse al cielo como Sancho, que
al infierno como gobernador.
Oído lo anterior, don Quijote considera que merecía
ser gobernador porque tenía “buen natural, sin el cual no hay ciencia que
valga”. Por último, le advierte que se tiene que encomendar en Dios.
Comentario
El Capítulo anterior terminaba
con esta afirmación de don Quijote: “Estos que aquí te he dado son documentos
que han de adornar tu alma; escucha ahora los que han de servir para adorno del
cuerpo”.
La lectura de estas series
paralelas de consejos las podemos realizar desde los siguientes puntos de
vista:
a) Desde
la confrontación de la realidad social, tal y como la vive Sancho y, la
experiencia ideal, como la vive don Quijote. Este es el punto de vista del catedrático y cervantista Joaquín Casalduero. Sancho se hace impenetrable a los ideales, él mismo lo dice cuando
afirma: “…todo cuanto vuestra merced ha dicho son cosas buenas, santas y
provechosas, pero ¿de qué han de servir, si de ninguna me acuerdo?. Dos figuras
aparecen enfrentadas: la espiritual, representada por don Quijote y la
material, representada por Sancho. Esta última necesita el apoyo espiritual
para obrar en la sociedad, como dice Sancho: “Señor, si a vuestra merced le
parece que no soy de pro para este gobierno, desde aquí le suelto, que más
quiero un solo negro de la uña de mi alma que a todo mi cuerpo”.
b) Desde
el ámbito sociológico. Los consejos de don Quijote, como afirma el profesor Carreras Artau,
nos remiten a una sociedad jerárquicamente tutelada en todos sus ámbitos: en el familiar, la ejerce el padre; en el social, las clases superiores tutelan a las inferiores ( el noble, al vasallo; el rico al pobre); en el ámbito administrativo, la red de burocracia tutela oficios, industria y comercio; en el reino, el monarca, a sus súbditos; finalmente, Dios la ejerce sobre todos. Desde este planteamiento, don Quijote aconseja con coherencia a Sancho: “Primeramente, ¡oh hijo! Has de temer a Dios, porque en el
temerle está la sabiduría”, le dijo en el capítulo anterior. “Encomiéndate a
Dios, y procura no errar en la primera intención”, le dice al final de este
capítulo. Su función tutorial se vuelve a reiterar, una vez más, cuando le dice: “si
mal gobernares, tuya será la culpa y mía la vergüenza; más consuélome que he
hecho lo que debía en aconsejarte con las veras y con la discreción a mí
posible: con esto salgo de mi obligación y de mi promesa”. El concepto de derecho, explicado en el
capítulo anterior, también justifica este punto de vista.
c) El
aspecto cómico de los refranes de Sancho. Reiteradamente he expuesto en estos
comentarios, siguiendo al profesor Daniel Eisenberg en la Interpretación cervantina del Quijote sobre el sentido del humor en
el Quijote: “el humor surge del contraste entre lo que ocurre y lo que el
lector espera que ocurra”. Dos veces
reprende don Quijote a Sancho por el uso que hace de los refranes, mezclándolos
en la conversación; sin embargo, nada más terminar de hablar don Quijote,
vuelve Sancho a ensartarlos, atormentando a su "tutor".
d) Don Quijote critica el abuso que Sancho hace de los refranes: Américo Castro en El pensamiento de Cervantes, pág. 194, con el fin de demostrar la influencia que La filosofía vulgar de Mal Lara, 1568, tuvo en Cervantes, compara lo que dice uno y lo que dice el otro: don Quijote: "Muchas veces los traes tan por los cabellos, que más parecen disparates que sentencias ...y encargar y ensartar refranes a trochemoche hace la plática desmayada y baja". Mal Lara: "si toda nuestra habla y escritura es toda de refranes, pierde su gracia con la demasiada lumbre"
https://sidanpress.com/2019/06/10-datos-sobre-antrax-el-youtuber-mexicano/
ResponderEliminarDon Quijote le volvió a criticar el uso que hacía de los refranes, a lo que Sancho le respondió que se servía de la única hacienda que tenía, que era refranes y más refranes; le venían cuatro a la memoria, pero no quería seguir porque al buen callar llaman Sancho ( es una variante abreviada de refr.