El mozo que engañó a la hija de
doña Rodríguez había huido a Flandes, evitando a la suegra. Los duques
decidieron que lo representara en el combate el criado Tosilos. Lo aleccionaron
sobre la fórmula del desafío. Tenía que presentarse “en el campo armado como
caballero, y sustentaría como la doncella mentía por mitad de la barba( fórmula ofensiva de juramento y desafío. en este caso, con tono burlesco), y aun
por toda la barba entera, si se afirmaba que él le hubiese dado palabra de
casamiento”. Don Quijote esperaba alborozado el día de la pelea.
Sancho, que ya había partido de
la ínsula subido en su rucio, se encontró en el camino con seis peregrinos
tudescos( alemanes, probablemente profesionales de la mendicidad, no necesitados)) que pedían limosna. Le hablaron en una lengua que no entendía.
Sospechaba que le pedían de comer y les ofreció lo que llevaba: pan y queso.
Ellos lo rechazaron y le dieron a entender que querían dinero. Él, que no tenía
ni un céntimo, se abrió paso entre la fila. En ese momento, uno de ellos lo reconoció;
era su vecino, el tendero: el morisco Ricote, que, con los de su nación (grupo social diferenciado de otros), había
sido expulsado de España hacía algún tiempo.
Sancho se sorprendió del atrevimiento que había tenido en regresar por
las penas que se les imponía. Ricote le respondió que si él no lo descubría,
nadie lo reconocería.
A petición de Ricote, todos se
sentaron a comer en una alameda cercana. Sobre el mantel de la hierba pusieron
abundante comida, desde frutos secos a caviar, tocado todo con abundante vino. Los
peregrinos, que eran buenos mozos, comían despacio y alzaban la bota con mucho
gusto. Sancho, siguiendo el refrán: “cuando
a Roma fueres, haz lo que vieres”, empinó la bota tan bien como ellos.
Brindaron por la camaradería de españoles y alemanes.
Se apartaron del grupo Sancho y
Ricote. Éste le contó cómo sufrió con la pena del destierro a la que los bandos
del Rey sometieron a los moriscos. A él le pareció que tal resolución fue “de
inspiración divina”, porque la mayor parte de los moriscos eran culpables y
suponían un grave peligro para España. Todos desean volver a España y en donde quiera que están la lloran, por se su patria natural. Dice que conoce y experimenta lo que suele decirse " que es dulce el amor a la patria". Abandonó su casa y, pasando por Francia,
fue a parar a Alemania: allí, “cada uno vive como quiere, porque en la mayor
parte de ella se vive con libertad de conciencia”. Se había juntado con estos
peregrinos, que tienen por costumbre venir a España porque son bien recibidos;
en los pueblos les daban de comer y también dinero; volvían a Alemania con más de cien escudos
que cambiaban por oro que sacaban en los huecos de los bordones (bastones de camino). Ha regresado
porque quiere desenterrar un tesoro (los bando de expulsión de los moriscos de castilla les prohibían llevarse moneda, algunos ocultaron su bienes como lo hizo Ricote) da que ocultó en su pueblo y llevarse a su
familia, que está en Berbería y "allí es donde más nos ofenden y maltratan" (zona del Magreb , controlada por los turcos, corresponde a las actuales Libia, Argelia y Túnez). Le pidió a Sancho que le ayudara a recuperarlo,
diciéndole que le daría doscientos ducados, pero Sancho se negó argumentando
que ni era codicioso, ni quería traicionar a su rey, pues sabía que “lo bien ganado se pierde, y lo malo, ello
y su dueño” (refr. “ lo bien ganado se lo lleva el diablo, y lo malo, a
ello y a su amo”). Le aseguró que no lo descubriría a la justicia y le informó de
la salida de su familia: el cuñado de Ricote la había llevado a Argel; la hija
iba bellísima y todos los despidieron llorando. Especialmente lo sintió, su
pretendiente, el joven y rico mayorazgo (primogénito y heredero de un mayorazgo ) Pedro Gregorio. Desapareció del pueblo
y nada se sabe de él.
Llegó la hora de despedirse. Se dieron
un abrazo y, Sancho, montado en su rucio, partió al castillo de los duques.
Comentario
El capítulo se inicia con tintes
grotescos: el mozo se marchó a Flandes porque no quería tener como suegra a
doña Rodríguez; la fórmula que sostendría Tosilos en su combate contra don
Quijote es que “la doncella mentía por mitad de la barba, y aún por toda la
barba entera, si se afirmaba que él le hubiese dado palabra de casamiento”. De
inmediato se percibe la intención cómico-burlesca en la fórmula del juramento. En
la literatura caballeresca, éste era un acto solemne. Aquí, en alusión a este
acto, se utiliza la ambigüedad del sentido de la palabra barba, para referirse
a él mismo y a la doncella.
A continuación se entra en la
realidad político social de la España de Cervantes. A este respecto comenta el académico de la Historia, catedrático Domínguez
Ortiz, en La España del Quijote: “Eran
muy dadivosos los españoles de la época y no sólo los naturales sino muchos
extranjeros se beneficiaban de su generosidad”. Lo anterior lo confirma la
acción de los peregrinos alemanes, que bajo el hecho espiritual del peregrinaje,
escondían la picardía de conseguir dinero que, “trocados en oro, o ya en el
hueco de los bordones o entre los remiendos de las esclavinas…los sacan del
reino y los pasan a sus tierras”. Después conocemos la historia personal de
Ricote, un buen documente para ver cómo Cervantes consideró la expulsión de los
moriscos.
Los hechos son los siguientes: los moriscos
eran los mudéjares, (musulmanes que vivían en territorio cristiano en la Edad
Media) oficialmente convertidos al cristianismo. Previamente, en las Capitulaciones de Granada (1492) se regula el estatuto en el que quedan los vencidos a partir de su derrota: se les otorgan amplios derechos religiosos y políticos y se nombran muchos funcionarios musulmanes, tanto es así que los cristianos decían: " más glorificados y honrados que nosotros estáis ahora con nuestro rey". Muñoz Machado op. cit. pág. 436. No se asimilaron al resto de
la población española ni en Granada, a raíz de las guerras de 1500-1502 en que
los Reyes Católicos les dieron la alternativa de convertirse o emigrar, ni en
Valencia en la guerra de las Germanías. Felipe II, ante el temor de que se
organizase una confrontación interior musulmana, organizó una fuerte represión
religiosa. Los moriscos granadinos iniciaron una sublevación en la Alpujarras.
Terminó con ella don Juan de Austria y el rey ordenó que los dispersaran por
distintos puntos de España. En 1609 se ordenó su expulsión de Valencia por el
rey Felipe III, a cuyo frente del gobierno estaba el duque de Lerma. Parece ser
que fue debido a presiones del clero y
del ejército, asustados por las relaciones que los moriscos tenían con Francia y con los turcos. Esta
expulsión se extendió en 1610 a Aragón y a Castilla. En total salieron de
España más de trescientos mil. Esto supuso el comienzo de la decadencia agrícola.
(Isabel Rivero. Síntesis de Historia de
España)
En el bando de expulsión de
Valencia (1609), se dice:
2. “Que cualquiera de los dichos Moriscos que,
publicado este Bando y cumplidos los tres días, fuere hallado desmandado fuera
de su propio lugar por caminos u otros lugares…pueda cualquiera persona sin
incurrir en pena alguna prenderle y desbalijarle, entregándole al Justicia del lugar más cercano; y si se defendiere le
pueda matar (…)
3. Item, que qualquiera de dichos
Moriscos que escondiere, o enterrare ninguna de la hazienda que tuviere, por no
poderla llevar consigo…incurran en la dicha pena de muerte los vecinos del
lugar donde esto sucediere”. Si lo conocían, estaban obligados a denunciarlo.
La interpretación del bando,
entiendo que se puede realizar teniendo en cuenta los siguientes hechos:
a) El
bando es una orden que dicta el rey, se supone que después de haber entendido
los problemas que había con los moriscos. Este dictamen general es claramente
injusto, puesto que afecta a todos los moriscos, y como él dice, no todos son
iguales, pues “yo sé cierto que la Ricota mi hija y Francisca Ricota mi mujer
son católicas cristianas, y aunque yo no lo soy tanto, todavía tengo más de
cristiano que de moro”. A esta solución general, se opone, las individuales que
ha dado Sancho, las cuales han sido reconocidas por todos como ecuánimes
juicios. De aquí se extrae ya una primera conclusión: las sentencias
pronunciadas contra una colectividad, nunca son justas.
b) Es
cierto que Ricote califica el bando del rey como “gallarda resolución”, pero no
debemos olvidar que Cervantes escribía para los lectores del XVII y,
difícilmente podría estar en contra de este bando real. En las palabras de
Ricote encuentro una crítica clara a la falta de misericordia en la justicia
política.
c) El
dolor del destierro lo expresa Ricote de una forma dramática: “Doquiera que
estamos lloramos por España, que, en fin, nacimos en ella y es nuestra patria
natural”. El acogimiento en el norte de África no era bueno; pasó a Francia y,
“aunque allí nos hacían buen acogimiento”, quiso pasar a Alemania, “y allí me
pareció que se podía vivir con más libertad, porque sus habitantes no miran en
muchas delicadezas: cada uno vive como quiere, porque en la mayor parte de ella
se vive con libertad de conciencia”. Lo anterior ha provocado distintas
interpretaciones sobre lo que Cervantes quiso decir con “libertad de
conciencia”. Apoyo aquellas tesis que sostienen que la frase encierra una
crítica a la intolerancia religiosa en España: tesis de Américo Castro, Márquez
Villanueva o Juan Goytisolo.
El catedrático de la Universidad de Harvard Márquez Villanueva, en su último libro, Moros, moriscos y turcos de Cervantes: ensayos críticos, lee este capítulo en clave de la adoxografía que abundaba en la retórica de la época. Consistía en elogiar a personas que no eran merecedoras de ello y tenía una clara connotación irónica. Esto explica la frase de Ricote alabando la expulsión de los moriscos decretado por Felipe III y calificándolo como "gallarda resolución".
El catedrático de la Universidad de Harvard Márquez Villanueva, en su último libro, Moros, moriscos y turcos de Cervantes: ensayos críticos, lee este capítulo en clave de la adoxografía que abundaba en la retórica de la época. Consistía en elogiar a personas que no eran merecedoras de ello y tenía una clara connotación irónica. Esto explica la frase de Ricote alabando la expulsión de los moriscos decretado por Felipe III y calificándolo como "gallarda resolución".
d) La académica de la Historia e investigadora María Soledad Carrasco Urgoti, cuando comenta este capítulo, resalta el perfil que nos da Cervantes de una familia de convertidos: los Ricote, que tienen que sobrevivir al destierro. Destaca el personaje Ricote, ·de los pocos personajes de la obra de los que su creador no se burla". Este personaje, según la autora destaca por analizar los hechos con rigor, por su amor a su tierra y por tener "una mentalidad abierta"." Cervantes nos deja un testimonio doloroso de la amputación que sufrió la España de su tiempo"
Una explicación bastante nítida sobre el problema de los moriscos se puede ver en Muñoz Machado, op. cit. pág. 435-446
No hay comentarios:
Publicar un comentario