Por tercera y última vez, vuelve don Quijote a su pueblo, vencido y melancólico. A la entrada del pueblo, vieron a unos
niños riñendo. Uno le decía al otro: “No te canse Periquillo, que no la has de
ver en todos los días de tu vida”. Don Quijote
interpretó la frase como un signo de mal agüero y le dijo a Sancho que nunca
más volvería a ver a Dulcinea. En ese momento, una liebre perseguida por galgos
y cazadores, se agazapó debajo del rucio. Sancho cogió la liebre, y junto con
la jaula de grillos por la que reñían los niños, se las dio a don Quijote,
diciéndole que se imaginase que fuese Dulcinea, perseguida por unos encantadores:
los cazadores. Continuó don Quijote diciendo que todo aquello era signo de mal
agüero y Sancho le contestó que “no es
de personas cristianas ni discretas mirar en estas niñerías, y aún vuesa merced
mismo me lo dijo los días pasados, dándome a entender que eran tontos todos
aquellos cristianos que miraban en agüeros”.
En un pradecillo, en la entrada
del pueblo, estaban rezando el cura y el bachiller Carrasco. Desmontó don
Quijote y se abrazaron estrechamente. Los muchachos, que son linces no excusados (todo lo ven), acudieron a ver lo que
el rucio portaba.
Rodeados de muchachos y,
acompañados del cura y el bachiller, llegaron a casa de don Quijote. Lo
esperaban el ama y su sobrina; Teresa, que también se había enterado, acudió,
desgreñada y medio desnuda, con su hija, y al ver a Sancho le dijo que más
parecía “desgobernado que gobernador”. Sancho le contestó que muchas veces, “donde hay estacas no hay tocinos” ( Las
apariencias engañan. Una vez más, Sancho trastrueca el refrán para darle a
entender que traía dinero); Sancho trae los doscientos escudos de oro que le había dado el mayordomo del duque. Sanchica,
que lo esperaba “como agua de mayo” (pondera
que algo es muy bien recibido o deseado) se abrazó a su padre, y los tres, muy
alegres se fueron a su casa.
Don Quijote, sin guardar términos ni horas (actuando precipitadamente), se
reunió a solas con el cura y el bachiller y les dijo que venía vencido, que
cumpliría su promesa de permanecer un año en su aldea y su propósito de llevar una vida pastoril,
invitándolos a que lo acompañasen en el proyecto, para lo cual tenía ya pensado
los nombres que tendrían.
Quedaron asombrados cuando lo
oyeron, pero para que no se les rebelase, le siguieron la corriente, esperando
que en ese año se pudiera curar. Sansón
Carrasco les dio nombre a las posibles pastoras sobre las que versarían sus
versos. Se despidieron y le rogaron que cuidase su salud.
La sobrina, que había oído la
conversación le recriminó tales intenciones, argumentando que “está ya duro el alcacel para zampoñas”
(que no está ya para esos trotes; el alcacel: hierba verde de la cebada, que al
soplar suena a modo de silbato, pero no si ya se ha secado). Le comentaron lo
duro que era vivir a la inclemencia en el campo y le aconsejaron que se estuviese
tranquilo en su casa y cuidase de su hacienda. No se sintió bien don Quijote;
pidió que lo llevaran a su lecho. La sobrina y el ama lo trataron lo mejor que
pudieron, como si fueran hijas suyas.
Comentario
El capítulo se concentra en dos bloques: a) Los malos augurios que intuye don Quijote; b) La entrada en la aldea.a) Los agüeros
Se inicia el capítulo
presentándonos los augurios adversos que tiene don Quijote cuando entra en su
pueblo: dos niños riñendo por una jaula de grillos. Uno le dice al otro: “No te canses, Periquillo, que no la has de ver
en todos los días de tu vida”; además, una liebre, perseguida por galgos y
cazadores, se agazapa debajo de los pies del rucio. Estos hechos los interpreta
don Quijote como un presagio de que no volverá a ver a Dulcinea. Sancho rechaza tales
interpretaciones porque el Cura, y en este caso la Iglesia, no las aceptaba;
también, porque el mismo don Quijote, en II, LVIII, le había advertido a Sancho
que “esto que el vulgo suele llamar comúnmente agüeros, que no se fundan sobre
natural razón alguna, del que es discreto han de ser tenidos y juzgados por
buenos acontecimientos”.
El asunto de estos augurios ha merecido la
atención, entre otros, de Ana García Chichester, en D. Quijote y Sancho en el Toboso: Superstición y Simbolismo. La
autora parte de la opinión del profesor Edward. Riley, que en Simbolism in Don Quixote, Part. II. Chapter
73, señala que las imágenes de la liebre y la jaula de los grillos forman
un doble código simbólico: a) La liebre y la jaula de grillos son imágenes de
Dulcinea encantada; b) La compra de la jaula por Sancho y su entrega a don
Quijote es un símbolo del control que ejerce sobre el desencanto de Dulcinea,
lo cual lleva a cabo, gracias al dinero que le da don Quijote.
A partir de la opinión anterior,
Ana García, después de analizar los malos augurios de don Quijote en II, IX,
cuando entra en el Toboso, concluye diciendo que los agüeros de este capítulo,
“anuncian el final de la aventura quijotesca, o gloria del mundo de los
caballeros andantes, para entrar en la santidad o gloria eterna”.
Siguiendo el curso de los
razonamientos anteriores podemos inferir: a) Si don Quijote piensa que ha
perdido a Dulcinea para siempre, no tiene razones para seguir viviendo, pues ya
les dijo a los duques en II, XXXII, las siguientes palabras premonitorias:
“quitarle a un caballero andante su dama es quitarle los ojos con que mira y el
sol con que se alumbra y el sustento con que se mantiene. Otras muchas veces lo
he dicho, y ahora lo vuelvo a decir: que el caballero andante sin dama es como
árbol sin hojas, el edificio sin cimiento y la sombra sin cuerpo de quien se
cause.”; b) De las anteriores premisas quijotescas se extrae claramente la
conclusión de la próxima muerte literaria de nuestro héroe.
b) La entrada en la aldea.
La segunda parte del texto se
concentra en los recibimientos que les hacen. Teresa, en un principio se siente
desolada por el aspecto que traía Sancho, que para ella más parecía desgobernado
que gobernador; pero cuando éste la consuela, diciéndole que traía dineros,
forma un grupo familiar muy bien avenido, con su hija y con Sancho, y se marchan a casa.
Don Quijote, cuando entra en su
casa, sin guardar términos ni horas, les cuenta al Cura y al Bachiller sus
proyectos. Con estos planes se da fin también al mundo de la caballería andante, pero
especialmente a las ilusiones de don Quijote para que imperen en el mundo: la
justicia, la generosidad, la integridad, el valor, en definitiva la virtud.
Esta vida de acción, como dice Casalduero, se transformará en los amorosos
pensamientos de la vida pastoril
La hispanista y profesora Willard F. King comenta este capítulo, teniendo en cuenta diversas referencias que a lo largo de la obra están presentes en él: Considera la autora que don Quijote al regresar a su pueblo vencido y como consecuencia de ello melancólico, todas las interpretaciones que hace de las cosas que oye y ve están llenas de tristeza: al reñir dos muchacho y decirle el uno al otro "que no la vería más en su vida", don Quijote interpreta que esa frase la decía por él, en el sentido de que no vería más a Dulcinea.
A partir de aquí aprecia la autora los agüeros que ve don Quijote. En la primera parte, no los hay y en la II, nos los encontramos en el 4, 8, 9, 22, 41, 58 y 73. En II, 4, los relinchos de Rocinante los ve don Quijote como presagio feliz para su tercera salida; en el 58, rechaza los agüeros, como una superstición del vulgo.
La liebre, para esta profesora representa la castidad femenina, es decir, Dulcinea; la jaula es también símbolo de Dulcinea; esta jaula contrasta con la de los leones en II,!7, así como con la gran jaula en la que él regresa encantado a su aldea.
Sancho ha cogido la liebre, símbolo de Dulcinea, y se la ha dado a don Quijote; éste se la da a unos cazadores; esto lo ve la autora como jndicio de que se está muriendo en don Quijote la ilusión de Dulcinea.
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ResponderEliminarBuenas tardes, un saludo.
ResponderEliminarNo he encontrado otra forma para dirigirme a usted, ante todo agradecerle la existencia de su blog el qual, junto al libro Para leer a Cervantes de Martín de Riquer, me es de una gran inestimable ayuda para prepararme el club de lectura de Don Quijote de la Mancha que realizo en la biblioteca de Castelló d'Empúries.
Hace unas semanas me era muy fácil entrar a consultar los capítulos de la primera parte y esta semana ya no; no estoy muy familiarizada con el mundo de los blogs y no sé si al ser entradas antiguas estas desaparecen, no obstante poniendo palabras clave en el buscador he encontrado algunos y otros no...Me sería de gran ayuda si me pudieras indicar una manera de tener acceso a los capítulos de la primera parte. Muchas gracias, estoy entusiasmada con la lectura del Quijote y con compartirla también.